Antes de subirse al vehículo, se les formulan preguntas sobre el propio turismo. La examinadora arrancó preguntando a Iván dónde y cómo debía cambiar el aceite del coche. «Ha sido facilillo», confesaba él. Saber dónde encontrar el permiso de circulación o dónde está la batería fueron otras preguntas.
Tras esta toma de contacto, era el momento de ponerse al volante. Unos, en dirección al centro; otras, hasta el barrio de Yagüe. Al final, cuatro aprobados y un suspenso.
A las novedades en el examen práctico se unen las modificaciones que, desde verano, se vienen efectuando en la prueba teórica. De 800 posibles preguntas en la base de datos, la Dirección General de Tráfico ha pasado a 15.500. «Muchas preguntas te las sabías por haber hecho test», contaba Cristina. Y esa es una de las razones que han llevado al cambio. «Se tiene que conseguir que el alumno acuda a la clase teórica, que tenga claro el concepto y no se lo aprenda de memoria», subrayó el presidente de la Asociación de Autoescuelas, José Antonio Sarramián. //...//
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