jueves, 18 de abril de 2013

La obstinación en una necedad

Desde el pasado mes de enero en el que entraron en vigor los cambios en el examen del permiso de conducir, los examinadores nos vemos obligados a realizar algo, que cuanto menos, resulta irracional y fuera de todo sentido común: continuar la prueba cuando el alumno ya ha suspendido el examen.
Con anterioridad a la implantación de este nuevo examen, esta Asociación de Examinadores insistió en que era una medida cuyas ventajas eran prácticamente inexistentes pero que en cambio, traería muchos inconvenientes y perjuicios para todos los implicados: examinadores, alumnos etc, como así está sucediendo.

La obstinación de la DGT en este asunto raya la necedad y resulta incomprensible e incluso peligroso para examinadores y alumnos. De hecho esta semana hemos conocido un caso que ilustra de sobra lo que venimos reclamando: que se pueda interrumpir la prueba en el momento que el alumno haya cometido faltas suficientes para ser declarado no apto. Esta petición de haberla concedido hubiera evitado lo que está sucediendo en la mayoría de las provincias. El caso más reciente ha sido el ocurrido en la provincia de Málaga. En esta ocasión una alumna que ya se había presentado en cinco ocasiones anteriores, comienza su examen y nada más salir, incumple una señal de reglamentación en concreto la "R-400 a", "sentido obligatorio a la derecha". El profesor no aprecia causa suficiente para intervenir y el examinador se ve obligado a continuar la prueba, a pesar de anotar la correspondiente falta eliminatoria. Los restantes 24 minutos se desarrollan con normalidad y sin problemas. Al llegar al final de los 25 minutos y dar por concluida la prueba, el examinador debe comunicar el “no apto” y dar una breve explicación de dónde ocurrió tal falta. La frustración de la alumna en ese momento la lleva a tener un ataque de ansiedad y dado su estado, debe venir una ambulancia para trasladarla al hospital. (Afortunadamente, ya se encuentra recuperada en su domicilio).

¿Qué necesidad hay de someter al alumno a esta especie de tortura, alargando el examen y creándole falsas expectativas de que lo está haciendo todo bien, cuando en base a los criterios de calificación de la DGT, ya está suspendido? En este caso de Málaga fue un ataque de ansiedad, pero puede dar pie a una agresión o cualquier otro incidente no deseable.

Por todo ello, una vez más, reclamamos a la Dirección General de Tráfico que reflexione seriamente sobre este asunto y valore los enormes perjuicios que esta medida está acarreando a examinadores y alumnos.

Asociación de Examinadores de Tráfico
ASEXTRA



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