Los peatones y los coches de Madrid se han aliado en contra de Ana Botella entorpeciendo aún más una de las promesas electorales más incumplida de la capital: la apertura de sus calles a los ciclistas. La convivencia resulta complicada ya que no siempre se respetan las normas de circulación.
Muchos ciclistas van por las aceras, a pesar de que está prohibido, ya que tienen miedo de circular por la calzada con los coches. Todo se debe a que los conductores se quejan de que las bicis no respetan las señales de tráfico y provocan accidentes mientras que los ciclistas exigen una conducción menos agresiva por parte de los vehículos.
Con el tráfico de las ruedas trasladado a la acera, son los peatones quienes se quejan al verse obligados a tener que esquivar constantemente ciclistas.
Madrid es una ciudad hostil que no está preparada para la convivencia entre coches, bicicletas y peatones. Las últimas promesas no han tardado en llegar: El Ayuntamiento robará en septiembre dos carriles a los coches en la M-10, el cinturón de calles que rodea la almendra central de la capital, con la intención de reducir el tráfico y la contaminación. De esta manera el carril de la derecha será de uso exclusivo de los autobuses y en el contiguo se dará preferencia a las bicicletas. (Leer más)
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