Esta práctica no está exenta de riesgos e irregularidades en algunos casos. Son muchos los que intentan pasar al país vecino sin la conocida como carta verde para vender allí el coche. Si hay suerte y no le requieren la documentación en los controles de seguridad de España y Marruecos, el conductor pasa al reino alauita, vende el vehículo y al regresar a Melilla denuncia su robo. De esta forma, se ahorra todo el papeleo y evita declarar a Hacienda los ingresos recibidos.
¿Merece la pena asumir tanto riesgo para vender un coche? La práctica no es nueva, ni mucho menos, pero la crisis ha provocado un repunte. Los coches suelen tener un precio en España que oscila entre los 700 y los 1.000 euros, vehículos antiguos y por los que casi nadie está dispuesto a realizar desembolso alguno, habida cuenta de que es muy probable que el precio de las reparaciones sea superior al de la compra.
En Marruecos, el precio puede llegar a ser el doble con respecto al de España. Además, muchos de los coches adquiridos se utilizan para prácticas ilegales, como el contrabando de mercancías.
“En muchas ocasiones se habla del tránsito de coches robados por la frontera en dirección a Marruecos. Sin embargo, buena parte de los vehículos pasan al país vecino conducidos por sus propietarios, quienes al volver a Melilla denuncian su supuesto robo”, recalcaron desde la UFP. “Son coches por los que nadie da dos pesetas en España. En Marruecos siempre se puede sacar un poco más y se ahorra en papeles, seguros y similares”.
Otro caso es el de los coches modificados para el tráfico de mercancías. Las mejoras que se les practican son a todas luces ilegales, pero muy prácticas en Marruecos. Para ello, suelen usarse vehículos muy antiguos, como los Renault 19 ó 25. Se les cambia la suspensión para que puedan soportar mayor carga y se venden en el mercado negro por unos 2.000 euros. (Seguir leyendo)
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