Entendemos el
estrés como un proceso psicológico que se origina ante una exigencia al
organismo, frente a la cual éste no tiene
información para darle una respuesta adecuada, activando un mecanismo de emergencia consistente en una activación
psicofisiológica. El estrés del
conductor se caracteriza por la presencia de factores intrínsecos (propios
de la persona) y factores extrínsecos (ambientales), que generan una demanda o
demandas durante la conducción superior
a la que la persona está capacitada para responder, generando un estado de
tensión, irritabilidad, hiperventilación, sudor, mal humor…
El ritmo de vida que llevamos en nuestra
sociedad, conducir durante muchas horas, realizar varias actividades a lo largo
del día, no encontrar aparcamiento, atender
a gran cantidad de estímulos o tener que tomar rápidas decisiones durante la
conducción, la presencia de grandes atascos diarios o situaciones personales
complicadas pueden generar emociones que interfieran en nuestra conducción.
Cuando nos encontramos
ante situaciones estresantes, podemos notar diferentes cambios a nivel físico y
psicológico.
·
A nivel
físico: opresión en el pecho, hormigueos, sudor en las palmas,
palpitaciones, tensión muscular, problemas de visión, respiración rápida….
·
A nivel
psicológico: mal humor, irritabilidad, incapacidad para concentrarse y
tomar decisiones rápidas, olvidos frecuentes, bloqueo mental…
En un primer
momento, nuestro organismo es capaz de hacer frente a estos síntomas
manteniéndonos en un nivel de alerta y reacción más elevados. Y aunque esto sea
positivo para la conducción, también se presentan mayores niveles de
agresividad, hostilidad, impaciencia, conducción temeraria y mayor tendencia a
no respetar normas y señales. Es importante por ello, que la persona sea capaz
de identificar los primeros síntomas de estrés, de manera que sea capaz de
evitar estos comportamientos temerarios y prevenir las consecuencias negativas
en la conducción. Si el estrés se mantiene durante más tiempo, el organismo
intentará resistir a éste, pero llegado a un punto aparecerá un profundo
agotamiento y cansancio. Llegados a este punto se reduce la habilidad para
integrar información y realizar funciones analíticas, se potencia la fatiga de
la conducción, disminuye la atención y concentración.
Ante síntomas de estrés, algunos consejos
que podemos ofrecer ante la conducción son:
- No levantarse con la hora justa y controlar el
tiempo que puede costar el llegar.
- Informarse de las condiciones atmosféricas y la
situación del tráfico antes de salir de casa, para salir con tiempo en caso de
presentarse condiciones adversas o
tráfico.
- Procurar dormir 7-8 horas.
- Realizar ejercicio físico muy moderado para
eliminar la tensión y cansarse antes de dormir.
- Procurar utilizar ropa ancha y que no apriete.
- No atender al móvil.
- Controlar la velocidad y prestar atención a la
carretera.
- Escuchar música relajante.
- Realizar comidas no abundantes.
- Rebajar o eliminar los estimulantes: tabaco, café,
etc.
- Cuando se viaje, nunca fijarse horas rígidas de
llegada y descansar cada dos horas aproximadamente.
- Tener pensamientos positivos: “No pasará nada si
llego 10 minutos tarde”
- Modificar la maneja de llevar la situación: “La
próxima vez saldré con más tiempo”
- Realizar una respiración adecuada y si se puede,
aprender técnicas de control respiratorio.
Fuentes:
Instituto de tráfico y Seguridad Vial.
Universidad de Valencia.
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