El plan de movilidad urbana de Barcelona prevé reducir de aquí al año 2018 en unos 600.000 los desplazamientos en vehículo privado de motor que se hacen cada día en la ciudad. Sería una reducción del 20 por ciento, pasando de los casi 2,9 millones de desplazamientos a algo más de 2,2 millones.
Es una previsión, "no es un objetivo", según el concejal de Movilidad, Eduard Freixedes. Los objetivos de este nuevo plan (que ayer por la tarde se presentó al pleno del Pacto por la Movilidad) son reducir el número de accidentes con heridos y muertos, bajar la contaminación atmosférica hasta lo exigido por la Comunidad Europea, conseguir que el tiempo medio de espera de un autobús sea de seis minutos (ahora se calcula en 12 minutos) y reordenar la distribución de mercancías para hacerla más eficiente. Las medidas para conseguir estos objetivos han de reducir en ese 20% el tráfico de coches y motos. Es una reducción menor a la que se estimaba en julio pasado, cuando en el pleno del Pacte por la Movilidad se planteaba una reducción del 30%. La misma que hace pocas semanas preveía el teniente de alcalde Hábitat Urbano, Antoni Vives, como efecto de todas las obras que se van a hacer en la ciudad.
La rebaja en esta previsión se ha producido, según explicó Salvador Rueda, director de la Agencia Ecología Urbana, al considerar que la renovación del parque automovilístico (ahora aparecen repuntes en las ventas), más un uso creciente de coches y motos eléctricos, pondrá en la calle más vehículos menos contaminantes.
En estos vehículos menos contaminantes se confía, pero también en la extensión de la red ortogonal de autobuses, que ha de permitir de aquí a cuatro años una media de tiempo de espera en las paradas (en toda la red) de 6 minutos, la mitad que ahora. (Seguir leyendo)
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