Curiosa reflexión la que ha surgido en torno a una afirmación salida de General Motors: cuando uno compra un coche de los nuevos no paga por tenerlo, sino por una licencia para usarlo, toda vez que el software que integra el vehículo en cuestión sigue siendo propiedad del fabricante.
Así se defiende el gigante de Detroit de lo que considera una amenaza por parte de la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos, que podría atribuir una excepción a la Acta de derechos de autor digitales del milenio (DRM, por sus siglas en inglés), la ley que regula el copyright a nivel federal. Esto permitiría a los consumidores 'liberar' su coche para así no tener que llevarlo necesariamente al servicio posventa de GM y poder repararlo en talleres independientes.
"Nuestra posición es que el software del vehículo está autorizado por el propietario del vehículo", decía ayer el abogado de la compañía Harry Lightsey en declaraciones recogidas por Autoblog.
Esta declaración de intenciones de General Motors se han producido tras hicieron las del fabricante de vehículos pesados John Deere, que reivindica los derechos de propiedad vitalicios del software que hay en sus productos registrados en la Oficina de Derechos de Autor. Cada tres años, este departamento escucha los argumentos de si ciertas actividades deben quedar exentas del DRM.
En definitiva, lo que tanto General Motors como John Deere están defendiendo es que los coches de hoy funcionan porque el software ordena a las partes cómo operar a través de un código personalizado sujeto a derechos de autor. Como General Motors es dueña de dicho código, el coche que funciona gracias a él también es propiedad de la compañía, por lo que la compra por parte de un cliente, al final, no es más que un acuerdo de licencia de uso. (Información)
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