Los encargados de las pruebas prácticas para obtener el carné, que llevan tres semanas en huelga, exigen medidas para frenar las agresiones de los alumnos cateados
Cuando Joaquín Jiménez se sentó en el Congreso de los Diputados a finales del pasado año, aún no sabía que terminaría contando a los parlamentarios una "experiencia" que apenas hacía una semana que le había ocurrido. "Comuniqué el resultado de no apto a un chico. Él estaba sentado al volante y yo detrás. Entonces, se bajó, se me puso al lado y... me dijo unas palabras. Algo que no voy a reproducir aquí porque está fuera de lugar", explicó ante la atenta mirada de los miembros de la Comisión de Seguridad Vial. "Lo que sí tengo que decirles es que sentí miedo", apostilló este hombre de 53 años, vecino de Sevilla y con casi tres décadas a la espalda como examinador del carné de conducir. Él, como muchos de sus compañeros de toda España, lleva ahora tres semanas en huelga indefinida: entre otras exigencias, piden a la DGT que los resultados de las pruebas no se comuniquen in situ. Para evitar agresiones y amenazas.
Los trabajadores, "hartos" de esta situación, han decidido plantarse. El pasado 14 de septiembre iniciaron un parón parcial indefinido. Cada día, dejan su actividad tres horas antes del fin de la jornada. Los convocantes —Asextra, CGT, CSIF y USO— calculan que el seguimiento ronda el 80%. Una cifra que reduce hasta el 28% la DGT, que recuerda que la huelga incluye a todos los funcionarios de carácter técnico. "La están secundado de forma muy irregular. Las provincias con más adhesiones son Barcelona, Valencia, Almería y Málaga", detalla un portavoz de Tráfico."Tenemos que contar con unas condiciones mínimas de seguridad, porque hay veces que damos la calificación en mitad de un polígono o en una carretera perdida. Y la solución es fácil, que se haga en diferido: 24 horas después, por ejemplo", explica Jiménez, presidente de la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), que ha registrado el último episodio violento hace solo unos días. Ocurrió el jueves. En Cuenca. Un aspirante, que se saltó un ceda al paso y terminó suspendido, salió del coche hecho una furia y se dirigió hacia la ventanilla del asiento trasero, donde estaba el examinador. Comenzó a golpear el cristal. "Ni el examinador, que sufrió una crisis de ansiedad, ni la profesora se atrevieron a salir del vehículo. El alumno, al cabo de un rato, optó por marcharse", denunció el colectivo.
Pero los alumnos afectados se cuentan ya por miles, según los datos de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), que agrupa a más del 80% de estos centros formativos. El balance que maneja esta entidad, referido solo a algunas regiones del país durante la primera semana del parón, destaca cómo han sufrido ya las consecuencias de la huelga más de 1.500 aspirantes de Barcelona, 600 de Málaga y 510 de Alicante. CSI-F habla de más 4.000 exámenes suspendidos en toda la Comunidad Valenciana desde que arrancasen las reivindicaciones. Toda una batería de cifras que aglutina Asextra a nivel nacional: "Ya se han aplazado más de 35.000 pruebas". (Seguir leyendo)
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