Quién no ha sentido alguna vez la tentación de echar un capote a un amigo o a un familiar en apuros, sobre todo en materia de conducción, si la cosa no parece grave. El gesto, sin embargo, puede salirle bastante caro al aprendiz de benefactor. Un vecino de Vilagarcía, sin ir más lejos, tendrá que sentarse en el banquillo, acusado de un delito de falso testimonio, por asegurar en pleno juicio que era él, y no su cuñado, quien conducía un automóvil que fue interceptado por la Policía Local el 26 de junio del 2012.
Los agentes constataron que el permiso de circulación de su pariente no se encontraba en vigor, hecho por el que este individuo fue juzgado y condenado. La versión oficial, sin embargo, difería de la que aportó en la misma vista el protagonista de estas líneas, que acudía como testigo y aseguró que era él, y no su cuñado, quien se hallaba al volante en el momento en el que los policías municipales les dieron el alto. «El testimonio dado por el hoy acusado en el citado acto del juicio le exculpaba [a su familiar] de los hechos de que era objeto de acusación, al manifestar que el conductor del vehículo, propiedad del entonces acusado, era él», recoge la sentencia que acaba de emitir la Audiencia Provincial de Pontevedra.
El Juzgado de lo Penal Número 2 de Pontevedra no apreció en su día delito en ello. Pero el recurso de la Fiscalía ha conseguido que el testigo se vea ahora en la piel del acusado.
Fuente: La Voz de Galicia
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