La rebaja contante de la siniestralidad no era el resultado de una política acertada en materia de seguridad vial, sino simplemente de un cúmulo de circunstancias, como la reducción del tráfico
Después de muchos años de reducción en las víctimas del tráfico, este 2016 nuevamente repuntan, y lo hacen de manera continuada todos los meses. Esto demuestra que lo que ha ocurrido todos los años anteriores, una rebaja contante de la siniestralidad, no era el resultado de una política acertada en materia de seguridad vial, sino simplemente de un cúmulo de circunstancias, como la reducción del tráfico.
Tras los abultados datos del verano hay que tomar medidas urgentes, las mismas que debían haberse tomado durante los últimos diez o quince o veinte años, pero que nunca se pusieron en marcha, ni tan siquiera se pensaron. Desde que Pere Navarro llegó a la DGT, la única política de este organismo ha sido la de más radares, más límites de velocidad, más inversión en tecnología de captar infracciones como el radar Pegasus y de mejorar la gestión de las multas, con el centro de León.
Ahora, hay un cierto clamor en la sociedad para que se tomen medidas, se haga algo para evitar que la siniestralidad vuelva a la senda del crecimiento. En este sentido, el RACE ha pedido un Pacto Social y un compromiso real de los políticos. Y lo mismo ocurre con Fesvial. Pero desgraciadamente a nuestro políticos, inútiles para llegar a un acuerdo en nada, parece que el tema de la seguridad vial no les interesa en absoluto.
Ciudadanos parece ser el único partido dispuesto a negociar, primero con el PSOE y más tarde con el PP, pero en ninguno de los casos se ha hablado ni una sola palabra de seguridad vial. Y por ello, la pregunta es, si a alguien le importa que en las carreteras y calles españolas haya cada año más de 1.500 muertos por accidente y una cifra aún más alta de heridos graves para los que su vida cambiará definitivamente tras el accidente.
Francisco Canes, el presidente de la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes señala en declaraciones a Efe que “a su juicio, este aumento se debe al ‘descontrol’ en el Ministerio del Interior en relación a la DGT. "Las víctimas estamos deseosas que el ministro cambie y se tome en serio que detrás de las víctimas hay vidas rotas, por no hablar de la gente que se queda en silla de ruedas, etc...".
El verano finaliza con más accidentes de tráfico y más muertos en la carretera. El balance provisional de la DGT, a 24 horas, es de 253 fallecidos desde el 1 de julio hasta el 31 de agosto, lo que supone un aumento del 12% respecto a 2015. Estos datos confirman la tendencia observada en la evolución de la siniestralidad, ya que de los últimos ocho meses ha aumentado la mortalidad, y en algún caso, como el de marzo, hasta en un 25% respecto a marzo de 2015. Cada vez hay un mayor volumen de tráfico, con coches más antiguos, peor mantenidos, con más averías, circulando por peores carreteras y con más accidentes. Con esta preocupante fotografía, desde el RACE se preguntan si nadie va a hacer nada.
Tenemos un Gobierno en funciones, que, si todo sigue como hasta ahora, va a seguir estándolo años hasta que los españoles nos demos cuenta de que lo único que podemos hacer si queremos tener un Gobierno es votar a Pedro Sánchez para que gobierne el PSOE. También tenemos un director general de tráfico en funciones, tras la dimisión de María Seguí.
Las líneas rojas que todos nuestros políticos, salvo los de Ciudadanos, se plantean a la hora de negociar un posible acuerdo son, de alguna forma, muy parecidas a las razones por las que la siniestralidad aumenta cada día y lo va a seguir haciendo. Los partidos catalanes no van a apoyar a ningún partido que no acepte la independencia de Cataluña y lo mismo dicen los vascos. Podemos plantea que se haga un referéndum en todas las regiones que lo quieran hacer. Vamos, que cada uno dice una cosa. Y desde el PSOE la única alternativa es que gobierne Pedro Sánchez.
Unos conductores quieren que se aumenten los límites de velocidad, pero otros prefieren que se bajen. Unos que se pongan más radares, otros que se quiten, que se suban las multas o que se bajen. Los ciclistas quieren que desaparezcan los coches y los conductores de los coches que no haya bicis. Los peatones quieren cruzar por donde quieran, sin semáforos, y cuando les venga bien.
En otros países se puede gobernar en coalición, como ocurre en la mayor parte de Europa, pero en España es impensable. Nadie da su brazo a torcer: si quieres pactamos, pero se hace lo que yo digo. Y con el automóvil ocurre exactamente lo mismo, que hagan unas leyes en las que se exprese exactamente lo que yo quiero hacer.
Las carreteras están en un estado lamentable, la verdad, pero parece que a los conductores eso les da igual. Van como si la carretera estuviera bien y si hay un accidente, pues la culpa es de la carretera. Hay un límite de velocidad de 120 km/h pero yo me pego al coche de delante porque yo quiero ir a 150 y no me deja.
Por supuesto, hay que mejorar las carreteras, pero lo más importante para reducir la siniestralidad es la actitud que los conductores tienen hacia el tráfico, y esa es lamentable. Hay muchos conductores, hombres y mujeres, que parece que solo piensan en adelantar, en ir más deprisa, en ser más listos que los demás, en colarse a los otros. Y eso mismo es lo que ocurre cuando hay que hacer una cola para embarcar en un avión, o para coger un taxi o para subirse al autobús.
La razón fundamental por la que aumenta la siniestralidad, con unos coches cada vez más seguros y que hacen muchas cosas de manera automática, es porque la educación de los conductores, y en general la de todos los ciudadanos, es cada día peor. Y los políticos, mejor que hacer un pacto para mejorar las carreteras, que también sería bueno, lo que deberían hacer es trabajar en la educación de los españoles. Pero en cualquier caso, que unos cuantos políticos se pongan de acuerdo en España para algo que no sea subirse ellos mismos el sueldo es materialmente imposible.
Y solo un dato de última hora, en lo que va de año la siniestralidad aumenta en España un 12% y en Alemania ha bajado un 9% y eso con tramos de carretera sin límite de velocidad. Pero a cambio tienen una magnífica educación vial y un gran respeto por las normas y por los otros conductores.
Carlos Cancela. El Confidencial
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