Muchos inmigrantes que viven en España deben volver a pasar por una autoescuela para poder conducir. Se quejan del precio y de las preguntas, "que van a pillar"
“Hay pocas cosas en la vida tan difíciles o intimidatorias como sacarse el carné de conducir en España. Es un proceso parecido a resolver el último teorema de Fermat mientras esperas en el corredor de la muerte de una prisión de Texas”. Sal DeTraglia, un abogado estadounidense, resume así su experiencia tras pasar por una autoescuela en Barcelona.
Después de 18 años conduciendo en Estados Unidos, Sal suspendió teoría y práctica en su primer intento. “Estaba completamente alucinado. Me habían dicho que sería difícil, pero no pensé que fuera para tanto teniendo experiencia conduciendo”, asegura este nativo de Illinois que quería volver a coger el coche para disfrutar los fines de semana viajando a casas rurales y viñedos catalanes. Otros lo necesitan para trabajar o para llevar a su familia, y muchos coinciden en que sacarse el carné en España es una experiencia cuanto menos complicada comparada con su primera vez.
Diferencias entre países
Una persona extranjera solo puede utilizar durante seis meses el carné de su país de origen. Sin embargo, según de dónde proceda, seguir conduciendo pasado ese plazo es tan sencillo como hacer un simple 'canje' de la licencia original por una española, dependiendo de si existe convenio. Es el caso de todos los países de la Unión Europea más Suiza, Croacia, Andorra, Islandia, Mónaco, Noruega y Liechtenstein; todos los países latinoamericanos menos México y, además, Argelia, Turquía, Túnez, Macedonia, Marruecos, Filipinas, Serbia, Corea y Japón. En 2015, se realizaron 74.186 de estos canjes.
El resto deben volver a pasar por el desafío de tener que volver a sentarse junto a un examinador que evalúa cada movimiento que hacen con el volante. “Me cabreé mucho cuando me enteré de que tenía que hacerlo y, por ejemplo, los de Perú no, que he estado ahí y conducen bastante peor”, cuenta Caroline Cloutier, una traductora canadiense de 28 años que vive en Granada.
Más reglas y autoescuelas oficiales
El año pasado, 51.664 extranjeros se sacaron el carné de conducir tipo B en España. Para hacer un poco más sencillo el proceso, muchos acuden a escuelas que imparten clases en inglés, como es el caso de Joseph y Daleema, una pareja india que quiere comprarse un coche para viajar por España. “Aquí es más complicado, no solo porque tenemos que conducir por la derecha, también hay muchas más reglas”, cuentan a la salida de una de sus clases. Lourdes, su profesora, explica que su nacionalidad es junto a las de países árabes una de las que encuentran más dificultades: “Son países en los que las condiciones de la carretera son distintas, las reglas están ahí pero no se cumplen, y cuando llegan aquí no entienden cómo funciona”.
A otros, como a los estadounidenses o australianos, lo primero que les llama la atención al apuntarse a una autoescuela es, precisamente, tener que apuntarse a una autoescuela, acostumbrados a que sean familiares con coches particulareslos que les preparen para la gran prueba o a estudiar la teoría por libre y presentarse personalmente al examen, algo poco habitual en España.
El bolsillo, el más sufrido
Aparejada a esta queja va la del bolsillo. El precio para sacarse una licencia de conducir en España comparado con sus países es bastante más elevado. “Nosotros estamos acostumbrados a que pagar más de 1.000 euros sea lo habitual, pero a ellos les cuesta 50 dólares, y cuando vienen aquí, claro que no les gusta”, explica la profesora de autoescuela.
“Yo tenía un buen trabajo y no tenía hijos por entonces, pero pienso que puede ser difícil sacárselo para mucha gente que no tenga dinero ni tiempo”, explica Sal. “Creo que el precio es demasiado alto y una manera de hacer dinero”, coincide Matilda Voss, una profesora de inglés australiana que intentó sacarse el carné a principios de este año, pero que desistió por el alto coste y la dificultad del idioma.
A pesar de entender español, muchos consideran el tipo de preguntas del examen teórico “enrevesadas” y que “van a pillar”. “Cada pregunta tiene dos posibles respuestas que jurarías por la vida de tu abuela que pueden ser correctas”, opina Sal. “Conducir es una cosa seria, pero creo que España va demasiado lejos en este sentido”. “No es que te sepas las reglas, es que contestes lo que quieren ellos”, añade Irina Zhardan, una traductora rusa que optó por memorizarse las preguntas, aunque reconoce que en su país el tipo de examen es similar.
La 'injusticia' mexicana
En el caso de los mexicanos, la principal queja no es el mero hecho de tener que volverse a sacar el carné, sino ser el único país latinoamericano que tiene que hacerlo. “Entre los que estamos aquí, siempre comentamos que es injusto que venezolanos, colombianos, etc. puedan canjear sus licencias y nosotros no”, cuenta Ana Peña, una estudiante de periodismo que lleva cuatro años en España. Sin embargo, a la vez, ella no ve mal tener que hacerlo: “En muchos estados de México, solo pagas y ya lo tienes, y sí creo que haya que pasar un examen y conocer las reglas”.
Otros extranjeros se lo toman de manera más personal, como Matilda, la profesora australiana, que se plantea mudarse a Portugal, donde sí puede cambiar su carné: “Me aceptáis para vivir y trabajar aquí, así que dejadme también conducir”.
Fuente: El Confidencial
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