Los ayuntamientos podrán restringir la circulación de los coches que no lleven adhesivo. Los distintivos identifican los vehículos según su nivel de contaminación en el aire
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha empezado a remitir a los conductores españoles millones de etiquetas adhesivas de colocación voluntaria que acreditan el grado de emisiones contaminantes de su vehículo, una medida indispensable para que los ayuntamientos puedan establecer medidas de control –premiar a los más limpios o seleccionar los modelos que no pueden circular, por ejemplo– en las ciudades que tengan problemas con la calidad del aire.
Tras el envío de las etiquetas para coches eléctricos, en marzo, e híbridos, en junio, ahora le ha llegado el turno al gran contingente de coches de categorías B y C, que engloban todos los turismos de gasolina matriculados a partir del 2000 y diésel a partir del 2006, así como todos los de más de ocho plazas con independencia del año. Los distintivos, que llegan por correo ordinario, se recomienda adherirlos en la parte inferior derecha del parabrisas para permitir su visibilidad.
La primera remesa de la DGT está formada por unos 4,3 millones de etiquetas para vehículos de categoría B y C matriculados en las provincias de Madrid, Barcelona, Granada, Sevilla y Valencia, áreas metropolitanas que concentran los problemas de mala calidad del aire en España. Los envíos continuarán en el 2017 con el resto de provincias, entre ellas las aragonesas.
Como destaca la propia DGT, se ha optado por incentivar los vehículos más saludables en lugar de criminalizar a los más contaminantes. «Los titulares de los vehículos más antiguos y contaminantes no recibirán distintivo ambiental», insiste. Uno de los problemas es que las etiquetas se han ceñido exclusivamente al año de fabricación, y no a la cilindrada del vehículo.
Por ahora no está previsto obligar a etiquetar, aunque no hacerlo puede suponer no gozar de las posibles ventajas. A efectos prácticos, aunque varía mucho según el municipio, los coches que disponen de una etiqueta 0 (eléctricos) o Eco (híbridos o propulsados por gas natural, entre otros) ya se benefician de algunas ventajas como son la posibilidad de aparcar de forma gratuita en las llamadas zonas azul y verde, así como circular por el carril bus-VAO con independencia del número de pasajeros y gozar de descuentos en los peajes de autopistas.
Además de muy visibles, las etiquetas son una solución barata y sencilla para municipios sin grandes recursos, pero la DGT avala que se complemente con otros sistemas como la lectura automática de las matrículas, como ya se hace en Madrid para prohibir el acceso de los no vecinos a determinadas zonas del centro.
La clasificación de los vehículos mediante etiquetas emana del plan aire, un programa de acción para mejorar la calidad ambiental de las ciudades españolas, especialmente Barcelona y Madrid, que todavía incumplen las normativas europeas. Los criterios para clasificar los turismos son el resultado de un trabajo encabezado por la DGT en el que han participado los ayuntamientos de Madrid y Barcelona y la Generalitat de Cataluña, entre otros organismos, así como especialistas en calidad del aire de diversos centros científicos.
Xavier Querol, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea), en Barcelona, saluda la llegada de las etiquetas –«es un paso brutal»–, pero recuerda que por sí solas no serán suficientes para mejorar el aire en las grandes ciudades. En su opinión, será necesario combinarlas con los peajes de entrada o la creación de zonas de baja emisión en las que no podrán entrar determinados vehículos, entre otras medidas. «Solo con restringir la circulación de los coches más viejos, el 2% anterior a la normativa Euro 1 de 1992, ya se lograría un buen avance en el área de Barcelona», añade.
«El problema es que las administraciones proponen esencialmente medidas puntuales, para episodios concretos, pero no medidas definitivas y estructurales», añade María García, representante de Ecologistas en Acción en la Plataforma para la Calidad del Aire de Barcelona.
Si solo se permitiera la circulación por una ciudad de coches con los cuatro modelos de etiqueta existentes (0, Eco, B y C), Querol calcula que la contaminación por partículas se reduciría entre un 25% y un 30%. La mejora sería muy inferior en cuanto a óxidos de nitrógeno (NOx) puesto que los vehículos diésel de la última normativa europea (Euro 6) aún permiten elevados niveles de emisión, considera el especialista. En el mismo sentido se pronuncia María García: «Los diésel de la normativa Euro 6 han pasado unos tests en condiciones irreales puesto que emiten cuatro veces más de lo que dicen. Como se ha demostrado, falseaban los datos en circulación urbana».
LIMITACIÓN DE ACCESOS
La limitación de los accesos a la ciudad dependería del grado de contaminación, prosigue Querol. «No hablamos de dejar todos los coches en casa. Debería estudiarse dónde se aplica el corte necesario para mejorar la situación», concluye. Madrid ha apostado desde febrero de este año por medidas que endurecen las restricciones al tráfico en episodios de alta polución, como la limitación la velocidad, el aparcamiento o el acceso de coches al centro.
Fuente: Periódico de Aragón
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