El millar de autoescuelas que hay en la región van a movilizarse a principios de marzo para protestar por la falta de examinadores y los graves problemas que está sufriendo el sector. Los empresarios tienen previsto salir a la calle para exigir a la Dirección General de Tráfico (DGT) que aumente la plantilla e incremente el número de horas extras de forma que se acabe con el tapón de alumnos pendientes de ir a las pruebas. Tráfico reconoce que hay un problema debido a la falta de contrataciones de los últimos años.
Las dos asociaciones de autoescuelas de la región afirman que los problemas se arrastran desde hace ya unos cinco años, en los que la DGT no ha puesto soluciones. En 2008, la región tenía 119 examinadores, lo que permitía a las escuelas que presentaran cada semana a tres o cuatro alumnos al examen práctico. Sin embargo, en la actualidad solo hay 72 en activo, de los que 67 trabajan en el centro de Móstoles y los cinco restantes en Alcalá de Henares. “Si a ello unimos que hay ahora 14 de vacaciones y seis de baja, nos quedamos con 54 para todo Madrid”, resume el secretario administrativo de la Asociación de Pequeños Empresarios de Autoescuelas de Madrid (Apeam, 39 asociados), Lorenzo García.
El presidente del colectivo mayoritario, la Asociación Provincial de Autoescuelas de Madrid (Apamad, 495 asociados), Ricardo Cano, recuerda que hasta hace unos años cada funcionario hacía al día 16 exámenes, pero, con la entrada del llamado Protocolo de Calidad, se han reducido a 13: “Ahora el examinador tienen que relacionarse con el alumno, explicarle en qué va a consistir el examen, reconocer los elementos de seguridad del coche, darle los resultados de la prueba y aclararle los conceptos”.
En 2016 se presentaron 102.000 aspirantes al examen teórico y 138.000 al práctico. La tasa de aprobados es del 59,6% en el primero y del 44% en el segundo, según datos de la DGT. Madrid está por debajo de la media nacional en la prueba con el vehículo (48%).
Apamad ha convocado una manifestación para el próximo 2 de marzo, que irá desde la sede de la DGT, en la calle de Josefa Valcárcel, hasta la Jefatura Provincial de Tráfico, en la calle de Arturo Soria. Al día siguiente, hará lo mismo Apeam. Uno de los empresarios más fuertes del sector, Fernando Lara, de autoescuelas Lara (31 centros en la capital), afirma que los empresarios “están hartos de los responsables de Tráfico”, que no toman medidas para solucionar el problema. “Se gastan 200.000 euros en la cabeza tractora de un camión y en un autobús para formar a los futuros examinadores y solo destinan 8.000 euros a horas extras para hacer pruebas por las tardes”, se queja este empresario. Ahora mismo, hay diez funcionarios que trabajan en horario vespertino y que examinan cada uno a seis futuros conductores. “Protestan de que ha habido un repunte de accidentes, pero también se debe a que los alumnos no pueden gastarse tanto dinero en el carné”, añade Lara.
Espiral de suspensos
Como cada profesor solo puede presentar cuatro alumnos al mes, supone que muchos tienen que esperar hasta dos meses para acudir a la primera prueba. En caso de suspender, la siguiente convocatoria puede demorarse hasta otros dos meses. “Los alumnos nos echan la culpa y creen que es porque lo queremos nosotros. Cuando suspenden, solo dan dos o tres clases antes de ir a examen y así es más fácil que puedan volver a suspender”, explica Lara. “El alumno que suspende entra en una espiral de suspensos, que a veces llega a ocho o nueve veces”, ironiza.
La DGT reconoce que es un problema que afecta a varias provincias en toda España y que se produce a raíz de no reponer las bajas. La solución pasa por aumentar las plantillas, pero esta pasa por el Ministerio de Hacienda. “No es un puesto atractivo, porque no tiene ninguna consideración ni ninguna ventaja. Son plazas a las que la gente no quiere ir”, destacan fuentes de Tráfico, que apuestan por crear una escala específica en la que estuvieran integrados. “Cuando se hacen exámenes previos para que los funcionarios opten a estas plazas, la gente no se presente. Y eso que está abierto a otros organismos de la Administración. Así resulta difícil cubrir las plazas”, resumen las fuentes.
UNOS 1.500 EUROS DE MEDIA EN EL CARNÉ DE COCHE
Los madrileños suelen gastar una media de 1.500 euros en sacarse el carné de conducir para coches. Solo la tasa de examen supone 90,30 euros. Lo más caro son las clases prácticas. “Ahí es donde el alumno intenta dar las menos posibles. Muchas veces nos piden ir a examen, para que les guardemos plaza en un plazo razonable, cuando no saben ni lo mínimo”, reconoce Lorenzo García, de la Asociación de Pequeños Empresarios de Autoescuelas de Madrid (Apeam).
El problema en el carné de moto resulta aún mayor porque hay tres pruebas: la teórica, las maniobras y el examen en circuito abierto. En caso de suspender alguno de ellos, se puede ir a meses obtener la licencia. “No se dan cuenta de que además mucha gente lo necesita para presentarse a oposiciones, como bomberos o policías”, explica el empresario Fernando Lara.
En la región hay unas 1.050 escuelas, de las que viven unas 8.000 personas, solo en empleos directos. “Aparte, hay que ver los talleres, los concesionarios de coches, las gasolineras,…”, destaca Ricardo cano, de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Madrid (Apamad).
Fuente: El País
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