Estos «cotidianos desconocidos» se encargan de regular el
tráfico de las ciudades respaldados por amplios equipos humanos que monitorizan
en tiempo real la vida en las calles
Los semáforos se han convertido en uno de los elementos del
mobiliario urbano que más utilizamos, pero seguramente se encuentren en el
grupo de los que más desapercibidos pasan. Todo el mundo conoce su «lenguaje»
visual: la luz verde indica que se puede pasar, la roja que debemos parar y el
ámbar separa a los otros dos colores. Lo que suele ser más ignorado es su
funcionamiento real, ese que determina cuántos segundos tiene que permanecer
activado uno u otro color; cómo se coordinan la red de semáforos de una ciudad;
si son capaces de detectar el paso de coches y peatones; y si hay alguien al
otro lado o «trabajan solos», por su cuenta.
Estas y otras muchas preguntas intrigan desde su
adolescencia a Laurie Winkless, física y escritora irlandesa que lleva años
colaborando con diferentes medios y a través de su propio Twitter divulgando
acerca del «mecanismo misterioso» que controla las ciudades: desde cómo viaja
la electricidad hasta las casas a por qué los pájaros pueden posarse sobre el
tendido eléctrico sin temor a una descarga. Ahora ha recopilado todos estos
conocimientos en el libro «Ciencia en la ciudad» (Biblioteca Nueva, 2018),
donde amplía con ejemplos, anécdotas y entrevistas a expertos las cuestiones
que rigen la vida diaria de las urbes, incluido el papel de los semáforos, esos
cotidianos desconocidos.
Fuente: abc.es
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