Los vehículos eléctricos están tomando día a día más relevancia gracias en parte a los modelos de lujo de compañías como Tesla Motors, pero aún están limitados en sus capacidades debido al tipo de baterías utilizadas. La compañía nanoFlowCell apunta a este mercado y cree estar en vías de solucionar el problema gracias a un nuevo tipo de batería. Lo ha presentado en el Salón de Ginebra sobre un impresionante prototipo denominado Quant e-Sportlimousine.
El e-Sportlimousine es un coche eléctrico que no está a la venta, sino que va a servir de laboratorio rodante de las llamadas baterías de flujo (o Flow Cell). Se trata, en concreto de una combinación de una pila de combustible y una batería electroquímica. Se empezó a desarrollar en la década de 1970 y en 1976 fue patentada por la NASA para mejorar el almacenamiento de energía en vuelos espaciales.
Existen varios tipos de funcionamiento para esta tecnología, pero la utilizada para este vehículo se basa en la reacción de óxido-reducción clásica (redox). ¿Y esta como se produce? Para resumir de forma simple, el coche cuenta con dos depósitos con sales metálicas (de ahí la relación con el mar) que contienen electrolitos ionizados. Los dos depósitos están separados por una membrana semipermeable que permite el intercambio de protones de un depósito a otro y en este intercambio es cuando se produce la energía eléctrica que luego mueve el coche. (Seguir leyendo)
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