Interviú lo denunció en septiembre de 2015 y la investigación empieza a dar sus frutos. Un perito caligráfico ha determinado, a instancias de la Fiscalía, que las firmas de los documentos de custodia de cuatro cadáveres usados en un experimento sobre accidentes de tráfico, realizado por la Universidad de Zaragoza, están falsificadas.
Los cuerpos se usaron en el proyecto europeo Bio-Advance, para investigar lesiones producidas en accidentes de tráfico. Se desarrolló en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), dependiente de la Universidad de Zaragoza. El responsable técnico era Francisco López Valdés, marido de la directora general de Tráfico, María Seguí. El coordinador del programa, Juan José Alba, apartado del instituto tras querer despedir a su subordinado, puso en conocimiento de la Fiscalía las irregularidades cometidas en la custodia de los cadáveres, haciendo ver que habían suplantado su firma. Ahora la Justicia empieza a darle la razón.
Fuente: Interviú
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