Que los jóvenes ya no tienen tanto interés como sus padres por los automóviles no es nuevo, solo hay que echar mano de las estadísticas: en España entre 2004 y 2014 el número de conductores noveles cayó casi un 50% (de 783.351 a 395.208). Eso de cumplir 18 años y sacarse el permiso de conducir ha pasado a la historia, una nueva tendencia que empieza a preocupar a los fabricantes de coches.
Entre las causas que se esgrimen para este cambio de disposición está, por supuesto, la crisis. Sin embargo, hace años que los analistas se han dado cuenta que los jóvenes de ahora prefieren gastar su dinero de otra manera; en nuevas experiencias, en viajar, en modernos dispositivos y en tecnologías de conectividad. Además de que ya no sienten la necesidad de posesión y mucho menos la de tener que afrontar gastos continuos y fijos durante toda su vida como sí lo hicieron sus padres.
De esta manera, los millennials -la generación nacida en los ochenta y noventa- ya nada tienen que ver con las perspectivas de futuro que tenían sus progenitores. Ahora tienen nuevos intereses y las nuevas tecnologías asumen parte de la culpa. Hoy en día, los jóvenes no quieren invertir en obtener el carné si luego no pueden comprarse un coche, prefieren gastar su dinero en otras vivencias y, como asegura un trabajo de la consultora estadounidense The Harris Poll, "para los millennials ya no es importante, como para anteriores generaciones, comprar una casa o un coche, ya que el valor real está en experimentar y no en poseer".
Y estos jóvenes que rechazan tener un coche en propiedad están moviendo los cimientos de la industria de la automoción. Según un estudio realizado por la consultora KPMG, el 54% de los altos cargos del sector del automóvil se muestran "inquietos" porque los menores de 25 años "no sienten la necesidad de ser dueños de un coche".
Las marcas de automóviles, que ven cómo se evaporan sus clientes más jóvenes por esto, pero también por causas demográficas -solo en España en 10 años la población entre 20 y 29 años se ha reducido en dos millones de personas-, se han lanzado a idear nuevas fórmulas para llegar a ellos. El coche hiperconectado y el carsharing son dos muestras de ello.
Coche hiperconectado
Según un estudio de Goodyear, realizado entre jóvenes de 18 a 30 años de 12 países. Casi el 70% de los encuestados nacidos entre las décadas de los ochenta y noventa cree que uno de los principales retos a los que debe enfrentarse la industria de la automoción en los próximos 10 años es la fabricación de un coche equipado con las últimas tecnologías. Mientras, casi un 30% opina que el gran desafío es el lanzamiento de un automóvil inteligente con mayores niveles de conectividad. Asimismo, en esta encuesta los jóvenes mostraron un gran interés en que su vehículo pueda comunicarse con otros coches para poder anticiparse a los cambios repentinos en la carretera y adaptarse a ellos.
De ahí, que actualmente los fabricantes de automóviles empiecen a ofertar por encima de todo la gran conectividad con la que van equipados sus nuevos modelos antes, incluso, que la seguridad o potencia de los mismos. "La conectividad y la digitalización son las tendencias más importantes en el sector de la automoción y así se mantendrán hasta 2025", es la conclusión principal a la que se llegó en el XVII Global Automotive Executive Survey de KPMG, celebrado a principios de este año.
`Car sharing´
Sin embargo, hay otro campo que las grandes multinacionales de la automoción empiezan a explorar, el carsharing, una modalidad de movilidad compartida que ya triunfa en muchas ciudades.
Uno de los primeros en asomarse a esta nueva forma de utilizar el coche fue Daimler AG, el fabricante de Mercedes y Smart, con su fórmula Car2go, una solución de gran éxito en ciudades como Madrid, por ejemplo, con los pequeños biplazas eléctricos de Smart.
En esta misma línea, Ford ha creado Go-Drive -que ya funciona en Inglaterra y Estados Unidos-, una apuesta basada en sus modelos eléctricos para que los usuarios puedan alquilarlos por horas a través del teléfono móvil. Renault, junto con la compañía danesa GreenMobility, también han lanzado un proyecto internacional con 450 modelos eléctricos para hacer lo propio. De momento, este idea ya funciona en Dinamarca y en breve también lo hará en Suecia y en Noruega.
La apuesta es tal que algunos fabricantes, como Volkswagen, están creando nuevas marcas para ofrecer una movilidad diferente. Como aseguraba Matthias Müller, el consejero delegado del grupo alemán, en el pasado Salón del Automóvil de París: "En el futuro mucha gente no tendrá un coche en propiedad" por ello "se les va a dar un servicio desde una perspectiva mucho más amplia de la movilidad que la que les ofrecemos en estos momentos".
El constructor norteamericano General Motors, igualmente, ha desarrollado Maven, una marca en la que participan firmas como Google, Zipcar y Sidecar, y que tiene como objetivo ofrecer a los clientes "una estrategia para cambiar los modelos de propiedad en la industria del automóvil", en palabras de la vicepresidenta de Programas de Movilidad Urbana de la compañía, Julia Steyn.
Del mismo modo, el grupo BMW se ha apuntado a este carro y esta pasada primavera inauguraba en Seattle la primera sede de ReachNow, su nueva marca de carsharing con una flota inicial de 370 vehículos. Toyota experimenta en este campo en Grenoble con vehículos ultraligeros, mientras Peugeot y Citroën invierten en la start-up Wedrive, primer servicio de carsharing del domicilio al trabajo y basado en las comunidades de usuarios... Así las cosas, no parece difícil ver que los grandes fabricantes de automóviles han comprendido las nuevas tendencias y ya comienzan a liderar estas nuevas formas de entender la movilidad.
Fuente: BEZ
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