La tecnología avanza muy rápido, y a su paso por diferentes ámbitos de nuestra vida siempre acaba cambiando la forma en la que se hacen cosas que quizás se han venido realizando de otra manera desde hace siglos. Aprender a conducir es algo que no ha cambiado en estas décadas: te apuntas a una autoescuela, das clases teóricas y prácticas, y, al final, te examinas.
Pero ahora la tecnología ha llamado a las puertas de lasautoescuelas. Más allá de los rudimentarios sistemas de tests que realizan la gran mayoría de los alumnos cuando quieren sacarse el carné de coche, ahora mismo hay muchas otras posibilidades de aprovechar todo lo que ofrece la tecnología para aprender a conducir. Por ejemplo, ¿por qué no aprender a conducir con unas gafas de realidad virtual?
Esa es la pregunta que se hicieron en RACC antes de acabar presentando un proyecto piloto mediante el cual los alumnos de una autoescuela tenían la oportunidad de sacarse el carné de coche con la ayuda de unas gafas de realidad virtual. La idea es muy interesante, así que hemos decidido investigar un poco más al respecto para saber en qué consiste este proyecto y cuáles podrían ser sus implicaciones para la forma en que un alumno se saca a día de hoy el permiso de conducir.
Innovar es el término que se podría utilizar para definir lo que RACC ha hecho con esta herramienta pero... ¿es solamente algo pasajero? Hemos hablado con Alberto Caamaño, Manager de las Autoescuelas RACC para que nos ayude a entender mejor algunas cuestiones técnicas relacionadas con este proyecto. ¿Aprender a conducir con unas gafas de realidad virtual? ¿El futuro o una simple campaña de marketing?
¿Qué es la realidad virtual?
Antes de meternos de lleno en el tema, primero dejemos claros todos los términos de los que vamos a hablar a lo largo de este artículo. La realidad virtual (VR) es un entorno generado informáticamente para “trasladar” al usuario a otro lugar sin desplazarse de su sitio. De esta manera se consigue una sensación de inmersión en otro mundo virtual.
A día de hoy, la realidad virtual se puede dividir en tres grandes grupos (en función de cómo sea la experiencia):
"Verdadera" realidad virtual: los usuarios pueden moverse libremente a través del espacio, interactuando con objetos y creando su propia trayectoria a través de la simulación.
Vídeo 360: el usuario es libre de mirar en cualquier dirección, pero no tiene control sobre la colocación o el movimiento de la cámara.
Realidad aumentada: mientras que los otros dos tipos intentan sumergir al usuario en una realidad diferente, la realidad aumentada superpone elementos virtuales en el mundo Hace aproximadamente un año, RACC presentaba un proyecto mediante el cual su división de RACC Autoescuela apostó por introducir la realidad virtual en las clases para aprender a conducir. Ahora que ha pasado un tiempo desde que se introdujo esta iniciativa, hemos querido hablar con Caamaño no solamente de cuál ha sido su recepción entre los alumnos, sino también de cómo ven desde la compañía la implantación de este tipo de tecnologías en el mundo de las autoescuelas.
El objetivo era que los usuarios aumenten la experiencia garantizando un mayor porcentaje de aprobados y un mejor entendimiento de las carreteras. Los alumnos están muy contentos porque, según Caamaño, se trata de una nueva manera de enseñar a conducir gracias a la realidad virtual y consiguen “conducir” por provincias a cientos de kilómetros y comprueban situaciones que jamás podrían analizar si no fuera por esta tecnología.
Mejoras en las autoescuelas gracias a la realidad virtual
¿De qué forma se benefician los alumnos de la realidad virtual a la hora de aprender a conducir? Caamaño nos pone como ejemplo diferentes situaciones en las que, de no ser por esta tecnología, los alumnos no podrían acceder a enseñanzas como:
Aprendizaje focalizado: los alumnos experimentan en primera personas escenas de tráfico en un entorno seguro.
Teórica más divertida: gracias a las gafas, se realizan preguntas que, con un movimiento de los ojos, los alumnos responden sin necesidad de hablar y el profesor comprueba las respuestas inmediatamente.
Menos clases prácticas: el alumno comprenderá más rápidamente situaciones complicadas que en la realidad necesitarían de un tiempo de desplazamiento para llegar hasta el lugar en cuestión.
Clases más personalizadas: al responder las preguntas si un alumno falla, el profesor lo sabe inmediatamente y puede ayudar en el momento al usuario que lo necesite adaptándose a sus necesidades.
En las clases de momento se utiliza el móvil del propio alumno junto con unas CardBoard, y para acceder a las lecciones lo único que tienen que hacer es descargar una aplicación en la tienda correspondiente (la app está disponible tanto en Android como en iOS). A partir de se momento, los alumnos se conectan con el profesor y la experiencia se vive “en directo”.
Utilizan la vista panorámica 360º de Google Street View y el profesor les enseña constantemente cómo deberían actuar en cada situación. La importancia de la realidad virtual en las autoescuelas radica en interactuar en entornos complejos con total seguridad, ya que de esta manera se consigue una mejora intensa mejorando la experiencia de los alumnos en muy poco tiempo.
Hasta ahora los alumnos eran meros espectadores pero ahora son protagonistas y pueden comprobar de primera mano lo que los profesores quieren transmitir. Este “pequeño” cambio se ha conseguido gracias a esta tecnología de la realidad virtual.
Entonces, ¿la realidad virtual sustituirá algún día a las lecciones prácticas en las autoescuelas?
Aprender a conducir lleva mucho esfuerzo, tiempo y dinero; por eso hoy en día muchas autoescuelas utilizan simuladores para ayudar a los alumnos, pero de momento todo el mundo está de acuerdo en que no se puede intercambiar por una experiencia real.
Para empezar, el futuro de la realidad virtual en las autoescuelas va a depender también de las herramientas que aparezcan en el mercado ya que ninguna escuela se puede gastar miles de euros en el producto más completo para diez o más alumnos. En el caso del proyecto de RACC hablamos de una tecnología para la que solamente se han necesitado unas gafas de VR universales (junto con el móvil del alumno), además del tiempo y dinero que pueda haber costado el desarrollo de la app.
Hoy en día es inviable que la realidad virtual quite las clases prácticas pero en un futuro como nos ha mostrado Black Mirror... todo puede ser posible. Elon Musk ya ha comunicado que en cinco años pretende sacar al mercado una tecnología para pasar nuestros pensamientos a un ordenador. ¿Tú que opinas? ¿El futuro será tan distópico como nos muestra la serie de Netlix?
Fuente; Computer HOy
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