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lunes, 20 de noviembre de 2017

Sr. Gregorio, súbase conmigo al coche

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio y ayúdeme a decidir si hemos obstaculizado al entrar en la glorieta, en la incorporación a la autovía o en el desplazamiento, si en el STOP había suficiente visibilidad, si hemos franqueado la intersección a velocidad inadecuada para las condiciones de la misma, si la separación lateral con peatones o ciclistas ha sido peligrosa, … porque en la conducción no todo es blanco o negro, hay muchos grises, hay muchos matices y muchas decisiones que tomar de inmediato y vamos a estrujarnos juntos la cabeza y buscar otra intersección, otra glorieta, otro paso de peatones, otro STOP... y asegurarnos bien de nuestra calificación, porque de ello depende que pongamos en la calle a un conductor bien formado o a un peligro al volante.! Menuda responsabilidad Sr. Gregorio!.

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio, y a ver qué cuerpo se le queda a usted cuando después de explicarle al alumno que ha obstaculizado en dos ocasiones, se ha dejado esperando a un peatón y ha girado sobre una línea continua que separaba carriles de distinto sentido, le dice el alumno llorando que se le caduca el teórico, que no tiene más dinero para clases y que necesita el permiso para trabajar, o para llevar a su hija al colegio porque su marido se ha muerto de cáncer. 

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio y siéntese al lado de ese alumno que se acaba de examinar y como sabe o se imagina que ha suspendido está resoplando, malhumorado y con una actitud un tanto agresiva. Quizás tenga claro que ese alumno a pesar de su enfado no le va a agredir, lo más seguro es que sea así y solo se quede en ese pequeño mal rato con portazo incluido, pero …. no hay que negar que cuando salgamos del coche y nos alejemos unos metros sentiremos alivio. 

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio y cuando nos aproximemos al semáforo por favor se las averigua usted para ver si se lo pasa en rojo o no, yo me quedaré con la cabeza bien apoyada, porque ya he sufrido dos golpes por alcance en semáforos por frenazos bruscos e inesperados del aspirante y como comprenderá si usted se monta conmigo en el coche, no me viene mal una ayuda y además así comprueba usted ese cosquilleo después del frenazo y como te encoges de mala manera rezando que nadie te de por detrás, porque tu cabeza menos en el reposacabezas puede estar en cualquier lado. 

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio y sienta lo que es que un alumno en un carril de incorporación a la autovía, adaptando la velocidad a la vía a la que nos vamos a incorporar, pone segunda, pone tercera y cuando va a poner cuarta………, ¡!!Dios mío!!! se equivoca pone segunda y levanta el embrague como una exhalación. ¿Sabe usted lo que ocurre en esos casos? Pues súbase conmigo y lo sabrá y lo más seguro que esa situación le pille por sorpresa porque en vez de estar mirando el cambio de marchas, lo que estará mirando será si obstaculizamos en esa incorporación. De nuevo Sr. Gregorio la cabeza no está en el reposacabezas, es que no aprende usted. 

Súbase conmigo al coche Sr. Gregorio, y explíquele al profesor que no detiene el examen, a pesar de que el alumno está suspenso desde el minuto uno y es un peligro, porque no ha cometido ninguna de esas faltas eliminatorias de las que paran el examen, y digo que se lo explique porque él es el que está corriendo con toda la responsabilidad de mantenernos a salvo, pero al mismo tiempo, todos los que vamos en un coche sabemos que apuran al máximo las intervenciones, porque después de la intervención, que en muchos casos nos han salvado de tener un accidente, tienen que estar dando explicaciones y justificándose ante el alumno, porque como de todos también es sabido, el alumno ya iba a frenar, o sí que había mirado, o…. historias para no dormir. 

Y si decide finalmente acompañarme (estoy a su entera disposición los jueves y viernes de cada semana), no se olvide llevar encima el kit de examinador (agua, paracetamol, pañuelos, caramelos para la garganta, bolígrafos, reglamento de circulación, criterios y si me apura hasta papel higiénico), porque nosotros no tenemos un cajón donde guardar nuestras cosas personales durante la jornada de trabajo, ni una fuente con agua fría o caliente, ni un guardia de seguridad, ni un sillón reclinable, ni un servicio a mano, así que le aconsejo que venga con las necesidades hechas de casa. Y otra cosa importante, espero que no haya pasado mala noche, le duela la cabeza, ni tenga gripe o un mal día, porque si o si, los exámenes empiezan a las 8. Aquí no vale eso de llegar un poco más tarde a la oficina que ya recuperaré luego, o voy a bajar un poco el ritmo de trabajo que ya lo haré más tarde, o voy a levantarme de mi asiento y despejarme un poco que ya seguiré dentro de un rato; aquí no Sr. Gregorio, aquí a las 8 de la mañana en el coche, al pie del cañón y al cien por cien, porque en el tráfico las situaciones no cesan, las indicaciones una tras otra, comprobaciones, decisiones, explicaciones y vuelta a empezar. Al respecto he visto a compañeros venir a trabajar con fiebre, gripe, almorranas, otitis, alergias de caballo y no se crea que es por no perder la productividad, porque esa se pierde con pestañear, vienen a trabajar porque son funcionarios responsables y saben que no venir acarrea muchos quebraderos de cabeza, tanto a compañeros como a ciudadanos y Sr. Gregorio seguro que hay de todo en la viña del Señor (eso usted bien lo sabe), pero yo le hablo de lo que conozco, que seguramente será de lo que más abunde en todas las Jefaturas. 

Sr. Gregorio después de acompañarme, al terminar la jornada laboral seguro que comprende que no nos sintamos bien pagados y que encuentre argumentos, fuerza y la convicción necesaria para enfrentarse al Señor Montoro, a Función Pública y hasta al mismo Presidente si hace falta, DEFENDER A SUS TRABAJADORES y ser capaz de ofrecer una propuesta justa y razonable que solucione esta huelga de examinadores que ya dura 5 meses.

Muchas gracias y quedo a la espera. 

Francisca María Gálvez, examinadora de Almería.

5 comentarios:

Boa vila dijo...

Me parece acertado. El tal gregorio nunca se subirá a ese coche. Probablemente esté pensando que lo quieres acosar: el chico es tan sensible que no soportaría ir al baño a destiempo y encima tener que pagar un cafe por ello, ni estar obligado a pagar el agua que él tiene gratis en su despacho. Probablemente Gregorio se sentiría en la calle, como nosotros... En la calle y con la sonrisa que a él le falta. Un beso.

Esteban dijo...

¡Mis felicitaciones, señora Gálvez!
Me ha encantado su carta, tan llena de coraje y verdad. Se la haré llegar a todos mis alumnos, a los que siempre invito a que se pongan en su lugar. Sin duda, sus palabras serán un vehículo perfecto para llegar a él. Después de todo, qué mejor que el conocimiento para conjurar el miedo.
Muchas gracias.
Un saludo muy cordial.

oihuka dijo...

Todo un acierto la carta, la pena es que el señor Gregorio nunca va a subir al coche con ustedes, ni conmigo que soy Profesor y sé de lo que hablan, y lo que hablan los alumnos y critican a ustedes y sobre todo a nosotros que somos los parias de la carretera...
Gracias por su carta y por su respeto al trabajo del profesor, y todo mi apoyo a su causa, aunque a mí y a mi jefe nos suponga una gran pérdida económica y de clientes para tiempo...
No se amilanen ante las presiones a las que les van a someter...

Anónimo dijo...

Haberlo pensado antes...nadie te obligó a ese destino

XGS dijo...

No sabías todo eso antes de opositar?