Durante la próxima operación retorno se realizarán 900.000 desplazamientos en España, según datos recientes de la DGT. Por este motivo, el Servicio de Neurorehabilitación de Hospitales Nisa, dentro de su campaña Conduce con Cerebro, ha querido profundizar en el funcionamiento de las capacidades necesarias que todos los conductores necesitan para estar alerta ante el volante.
Según señala la doctora Belén Moliner, médico rehabilitador del Servicio, en las que primero pensamos son en las capacidades motoras, en la movilidad y coordinación necesaria para manejar los mandos. Así como en la capacidad visual para percibir el entorno, agudeza visual o las correcciones ópticas oportunas y una visión de campo completa.
Pero conducir es una acción que requiere más capacidad cognitiva que cualquier otra actividad. Entre las múltiples habilidades cognitivas necesarias para la conducción están la atención, la percepción, la memoria y capacidad de decisión.
Por ejemplo, según indica Moliner, pondremos en funcionamiento nuestras capacidades visoperceptivas y de coordinación visomotora para llevar el vehículo sin salirnos de nuestro carril, incluso cuando cambiamos de marcha. Pero, también recurriremos a procesos de memoria para recordar lo que aprendimos en la autoescuela, entender las señales o para orientarnos en la ciudad y necesitaremos agilidad en la velocidad de procesamiento de la información, capacidad de reacción y tiempos de respuesta rápidos para poder solucionar de forma inmediata las demandas que nos puedan surgir.
Como para todo, emplearemos nuestra capacidad atencional. La sostenida del conductor le va a permitir mantenerse alerta durante trayectos que pueden ser largos y aburridos. La atención selectiva hará posible que atienda a la información relevante para la conducción y que inhiba el resto de estímulos. La atención dividida le permitirá controlar al mismo tiempo lo que pasa delante de nosotros, las señalizaciones de la carretera, los espejos retrovisores, la marcha adecuada a la velocidad… Y todo ello mientras conversamos con nuestro copiloto o escuchamos la radio.
La memoria de trabajo mantiene toda esa información en línea, operativa y nuestras ejecutivas la integran, la dotan de significado y podemos anticipar problemas, tomar decisiones y tener la iniciativa para ajustar nuestra conducta y prevenirlos, como reducir la velocidad si vemos que algún obstáculo se cruza en nuestro camino. También estimamos tiempos y velocidad, valoramos riesgos y tomamos decisiones antes de incorporarnos a una rotonda o iniciar un adelantamiento.
Moliner puntualiza que al volante es importante que seamos plenamente conscientes de nuestro estado psicofísico y emocional para detectar e interpretar correctamente los signos de fatiga o falta de concentración que puedan menguar nuestras capacidades (falta de sueño, consumo de alcohol, psicofármacos…). Conviene valorar de forma objetiva el estado de nuestras capacidades y minimizar los riesgos para conducir con cerebro y tener un buen viaje.
Fuente: Castellón Información
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