Será el peor verano y puede que el peor año desde 2012
Hace un mes, María Seguí dejaba la dirección de Tráfico por la puerta de atrás a causa de la polémica por la adjudicación de proyectos de investigación a su marido.
Por verle un lado positivo, Seguí se ahorrará el trago de anunciar que este verano habrá sido el de más fallecidos en las carreteras en cuatro años; y tampoco, visto los ocho primeros meses, quizás repetir las malas noticias al acabar el año.Es más, con los tiempos políticos que corren, parece que la DGT seguirá descabezada -no decimos parada- en lo que resta de 2016.
Mal asunto, vista la incapacidad para frenar esa siniestralidad. Los datos abundan, aunque bastan dos para ilustrar la situación. Primero, de ocho meses, en siete hubo más muertes. Segundo: son subidas importantes, como las 20 víctimas más en marzo; o las 22 adicionales que se llevan en agosto y representan el mayor repunte (26,5%) del año.
Así que, por pura matemática, el diferencial no ha dejado de engordar y las estadísticas hablan de 771 fallecidos en accidente desde enero. Son 72 más que hace 12 meses.
Es el peor dato desde 2012 y otro tanto podría decirse del verano. A estas alturas, se han superado las cifras de los dos últimos años, con 228 muertos entre julio y agosto que son solo cinco menos que en 2013. Pero quedan varios días por tachar en el calendario y, en medio de ellos, la última gran operación de tráfico con 4,2 millones de desplazamientos.
Y queda el recuerdo de lo que ocurrió en 2015, cuando en los cuatro últimos días de agosto todo se torció para cerrar la primera subida de la siniestralidad desde 2007.
Entonces, la DGT ya empezaba a echar balones fuera. Por un lado, que si el mal resultado era culpa de Cataluña y del País Vasco, territorios donde las competencias de tráfico están transferidas. Por otro, que todo el entorno estaba «en contra de la seguridad vial», desde el aumento de los viajes a la antigüedad del parque. De hecho, esto último se mantiene: en julio hubo 2,1 millones más de viajes; y 12 millones desde enero. Asimismo, ya que cada vez hay más vehículos viejos y son más antiguos, la edad media de aquellos en los que viajaban los fallecidos está en los 13,7 años para los turismos.
Sin embargo, nada se dice de aspectos como el mantenimiento de las carreteras, en especial los 150.000 kilómetros de vías secundarias responsabilidad, la gran mayoría, de CCAA y diputaciones. En ellas se concentran los desplazamientos más peligrosos del verano -nocturnos, vinculados al ocio y por recorridos conocidos- y el año pasado año fueron el escenario del 85% de los muertos en accidente.
La ex directora aseguró que bajar la velocidad máxima a 90 km/h era una cuestión innegociable para la DGT, pues «ayudaría a reducir la siniestralidad de forma indudable». No consiguió sacar adelante la medida por culpa del Ejecutivo y bien que se lo echó en cara.
En cambio, sí puso en marcha distintas campañas específicas. La más reciente ha sido identificar y señalizar 300 tramos especialmente peligrosos por los accidentes y muertos detectados entre 2010 y 2014 y vinculados a excesos de velocidad (de hasta 30 km/h ). Abarcan cerca de 9.000 kilómetros y serán objeto de una vigilancia más intensiva.
Asimismo, son recurrentes las campañas de control de la velocidad y del consumo de alcohol y drogas, los grandes campos de batalla relacionados con el factor humano. Según el Instituto Nacional de Toxicología, en 2015 más del 40% de los conductores muertos en accidente dieron positivo en alcohol, drogas y o psicofármacos. Hace unos días, en sólo tres jornadas, la Guardia Civil detectó a 1.785 que conducían drogados, bebidos o ambas cosas.
Fuente: El Mundo
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