La turboglorieta que Vigo acaba de estrenar en Coia tiene el objetivo de reducir los accidentes en la confluencia de calles con más siniestralidad de la ciudad, pero los conductores entran en ella con mucha confusión. El tiempo hará que los usuarios se acostumbren a las nuevas reglas de circulación que imponen las marcas viales pintadas en el suelo. Por el momento, en estos primeros días de rodaje se está generando sorpresa, incertidumbre y nerviosismo entre muchos usuarios.
La turborrotonda obliga a situarse en el carril adecuado antes de entrar. El carril exterior ya no sirve para circunvalar el barco Alfageme, que además supone una pantalla visual. Por ejemplo, quienes suben desde Martín Echegaray, que conecta con la calle Florida, si se sitúan en la vía más próxima a las salidas, no tendrán más remedio que dirigirse hacia la Avenida de Castelao. Una línea continua les impide seguir haciendo la rotonda para salir en el Alcampo o ir hacia la calle Lalín. Para dirigirse a esos lugares, deberían de haber tomado el carril central, donde sí se encuentran una línea discontinua que les permite realizar el giro. Del mismo modo, saliendo por el carril exterior desde la calle O Grove, los coches solo se pueden meter en Castelao.
Lo que está ocurriendo es que muchos conductores no se resignan a tener que dar un rodeo si observan que han entrado en el carril equivocado. Prefieren pisar la línea continua para poder llegar a su destino como hacían antes. Tras observar ayer al mediodía el comportamiento de los usuarios, se pudo observar a una gran cantidad de ellos atravesando las líneas continuas. La Policía Local montó un dispositivo de vigilancia durante la mañana.
Sobre las doce del mediodía, en un momento de mucho tránsito, se pudo contabilizar un promedio de dos infracciones por minuto. El Concello busca que en este paso conflictivo haya fluidez y seguridad. Sin embargo, este período de adaptación está siendo caótico. Los bocinazos y los frenazos no han terminado de desaparecer en este entorno tan hostil para muchos conductores. Unos conos colocados cerca de las salidas en las recién pintadas marcas viales advierten de que las normas han cambiado, pero muchas personas hacen caso omiso.
Punto conflictivo
Uno de los puntos más conflictivos es tanto la entrada como la salida hacia la Avenida de Castelao. Los conductores se pueden encontrar ahora con un vehículo parados en medio de la rotonda esperando que no pase nadie por la derecha para poder invadir la línea continua. A pesar de esta confusión inicial, los cambios son en general vistos con buenos ojos por parte de los usuarios, si bien hay quien opina aumenta la peligrosidad. Muchos ciudadanos confían en que los conductores se acaben adaptando y que el modelo se imponga en otros puntos conflictivos de la ciudad. El Concello tiene previsto aplicar este tipo de rotondas que se extienden en otras ciudades en Travesía de Vigo con Jenaro de la Fuente y en Gregorio Espino, después de haberlas puesto en marcha también en la calle Gran Vía y en Castrelos con Portanet.
«Hay que esperar a que la gente se acostumbre y señalizarlo un poco mejor»
Los profesionales del volante aplauden la turboglorieta de Coia. Los taxistas de la parada del Alcampo valoraban ayer muy positivamente esta medida. Horas de espera frente a la enorme rotonda les ha hecho testigos de muchos accidentes a lo largo de los últimos años. Todos los taxistas que ayer fueron consultados confían que en adelante se reduzca la siniestralidad.
«Creo que están bien, se ahorrarán muchos golpes», valora Enrique Bernárdez. «Hay que tener cuidado porque habrá algún despistado que igual coge la rotonda como antiguamente», considera. Otro taxista que está satisfecho con esta medida es Iván Roig. «La veo bien, pero para los que somos de aquí, el problema es quien no conozca estas calles», opinaba desde su vehículo. Xabier Antón coincidía con la opinión de otros usuarios en el sentido de que habría que potenciar la señalización vertical antes de entrar. Aún así considera positivo el cambo. «Hay que esperar a que la gente se acostumbre y señalizarlo mejor, porque la gente no se fija mucho en las señales verticales que hay antes de entrar, pasan desapercibidas.
Fuente: La Voz de Galicia
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