En un vídeo de YouTube con más de un millón y medio de visitas, un hombre va conduciendo por Los Ángeles cuando le suena el teléfono. En una pequeña pantalla instalada sobre el salpicadero aparece una imagen de la persona que llama, su madre. Pero se produce una ilusión óptica: el conductor tiene la impresión de que la imagen está flotando sobre el morro del coche, justo encima de la carretera. El hombre responde a la llamada con un gesto de la mano.
“Hola”, dice su madre por los altavoces del coche. “Solo quería decirte que te quiero”.
“Te quiero”, responde el hombre, para añadir, antes de colgar: “Estoy grabando un vídeo ahora mismo”.
Ese vídeo es un anuncio encargado por Navdy, una de entre el puñado de empresas emergentes que han dado un toque futurista al debate sobre la distracción al volante, y cómo frenarla. Desde unsmartphone, el aparato proyecta en el campo visual del conductor información y datos de conducción en directo. Hay varias versiones de estos dispositivos en ciernes, pero suelen funcionar usando un proyector que recoge información del teléfono vía wireless y usa un sofisticado proceso óptico para hacer que la información —mapas, velocidad, mensajes entrantes, datos de la llamada y notificaciones de las redes sociales— flote sobre el salpicadero. Los gestos de la mano y el reconocimiento de voz permiten que los conductores respondan o cuelguen.
Estos dispositivos con pantallas emergentes han pasado a formar parte del debate sobre si la tecnología puede ofrecer formas más seguras para que la gente haga varias tareas mientras conduce
Este sector aún está en pañales: el aparato de Navdy no va a comercializarse hasta dentro de unos meses [a un precio de unos 299 dólares, 270 euros], y no está claro si funcionará con la misma fluidez que nos presenta el vídeo cuando se use en unas condiciones de vida real menos perfectas. No obstante, en términos generales, el aparato entra en una categoría floreciente de tecnología para el coche que bien podríamos categorizar como “se puede estar en misa y repicando”. Conduce, recibe mensajes, habla por teléfono, incluso interactúa en las redes sociales, y todo sin poner en peligro la seguridad, según varios creadores de los conocidos como “visualizadores frontales” (HUD, por sus siglas en inglés), que repiten una opinión adoptada por cada vez más fabricantes de coches que venden monitores integrados o situados sobre el salpicadero. Algunos fabricantes también muestran información básica de la conducción, como la velocidad e instrucciones en cada curva, en un parabrisas especial, para que el conductor pueda seguir mirando al frente y no abajo, al salpicadero.
Google, con Android Auto, y Apple, con CarPlay, también han dado el salto a este sector en evolución. Ambos permiten que los teléfonos se conecten al puerto USB del coche para que la información fluya a un monitor situado en el salpicadero. IHS Automotive, empresa que analiza las tendencias de la industria automovilística, espera que muchos fabricantes integren estos sistemas, y las encuestas que han realizado a los consumidores indican que los conductores quieren sistemas que ofrezcan mapas, música, noticias y conectividad social.
Estos dispositivos con pantallas emergentes han pasado a formar parte del debate sobre si la tecnología puede ofrecer formas más seguras para que la gente haga varias tareas mientras conduce. Los partidarios de la seguridad argumentan que los dispositivos que intentan minimizar los peligros de la multitarea se basan en la premisa falsa de que los conductores pueden prestar atención a la carretera y estar seguros mientras hacen malabares en las redes sociales, cuando lo que en realidad hacen es fomentar un comportamiento arriesgado.
El argumento contrario lo reduce todo a una noción muy sencilla: los conductores van a hacerlo de todos modos, así que ¿por qué no reducir al mínimo las distracciones más arriesgadas, como agachar la cabeza para mirar el teléfono o manejarlo? (Seguir leyendo)
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