- El número de fallecidos se ha incrementado un 6% en lo que va de año y un 12% en verano
- Ni el ministro en funciones ni el director general interino han dado explicaciones del negativo cambio de tendencia
El máximo responsable de la DGT sabe mejor que nadie que la mortalidad está creciendo en la carretera por vez primera en los últimos 12 años. Cristóbal Cremades recibe cada madrugada en su móvil un siniestro mensaje con la cifra de fallecidos del día anterior, pero poco puede hacer para reducirla. Es el director general interino de un Gobierno que lleva casi un año en funciones y que, según coinciden todos los expertos, nunca ha tenido la seguridad vial entre sus prioridades.
El balance del verano ha sido malo. Se ha vuelto a una cifra de fallecidos, 253, que no se registraba desde el 2012. El aumento respecto al año anterior ha sido del 12%. Ni el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ni el director general han salido a dar explicaciones. Cristobal Cremades, un funcionario que ha hecho toda su carrera en la DGT, fue designado para encabezarla de forma provisional tras la dimisión de su antecesora, María Seguí, envuelta en un escándalo de concesión de subvenciones a su marido.
SIN RUEDA DE PRENSA
En lugar de la tradicional rueda de prensa, la DGT mandó un comunicado en el que se apuntan como causas del aumento de la siniestralidad el envejecimiento del parque móvil y la cifra “récord” de llegada de turistas.
La nota recurre incluso a la comparación con otros países europeos, tan modélicos en esta materia como Suecia, Reino Unido y Dinamarca, en los que la siniestralidad también ha aumento en los primeros meses del 2016.
CATALUNYA SE SALVA
En el conjunto del año, el incremento de muertes ha sido menor que en verano, pero persistente. Hasta el pasado martes, un total de 839 personas habían fallecido en las carreteras españolas. La peor cifra también desde el 2012, y un 6% por encima de la contabilizada en el mismo período del año anterior. Ello a pesar de que en Catalunya se ha registrado la tendencia contraria, con una caída de los fallecidos del 12% respecto al mismo periodo del año anterior, de 126 a 110. Un mejora que, de todos modos, no es para echar las campanas al vuelo porque el 2015 fue un año negro en las carreteras catalanas. Las muertes se dispararon entonces, hasta el 11 de septiembre, un 30%.
Nadie puede hablar de sorpresa. Los años 2014 y 2015 ya se cerraron con un estancamiento de la mejora y el 2016 empezó con muy mal pie, hasta el punto de que a finales de abrilInterior anunció una especie de plan de choque,elogiado por los expertos, pero del que solo se han puesto en marcha las medidas menos importantes.
EL PLAN DE CHOQUE
La apuesta estrella del plan era la instalación de bandas rugosas en la divisoria y los arcenes de 3.000 kilómetros de carreteras convencionales, pero su aplicación requiere la colaboración de las administraciones responsables de cada carretera y aún no se ha empezado ninguna obra, según reconocieron fuentes de la DGT.
Algunas medidas menos costosas, como la instalación de señales de advertencia en 300 tramos identificados como los más peligrosos de carreteras convencionales ya se han llevado a cabo. O la instalación de 200 cámaras que detectan a los vehículos cuyos ocupantes van sin cinturón.
Las carreteras convencionales son el principal agujero negro de la seguridad vial. En ellas se produjeron el 78% de las víctimas mortales de este verano. El cinturón de seguridad sigue siendo una asignatura pendiente. El 21% de los fallecidos en turismos durante el verano no lo llevaban.
NUEVO REGLAMENTO DE CIRCULACIÓN
La DGT admite su preocupación por los malos resultados pero niega que la situación esté paralizada. “Cada semana se reúne el comité técnico que decide que actuaciones emprender”, argumentó un portavoz. Estos días se ha iniciado ya una nueva campaña en prensa, radio y televisión.
Hace exactamente un año, María Seguí, en un gesto inédito, reclamó al Consejo de Ministros que aprobara de una vez el nuevo reglamento de circulación, que incluía la reducción de velocidad de 100 kilómetros por hora a 90, 80 o 70, según los casos, en las carreteras convencionales. La exdirectora general poco menos que atribuyó la malas cifras del verano pasado (este año han sido peores) al retraso del Gobierno en darle luz verde. Un año después, la nueva normativa sigue en un cajón del ministerio y probablemente nunca llegue a estamparse en el BOE.
Un caso digno de estudio porque el anterior equipo de la DGT, bajo el mando del exdirector general Pere Navarro, había dejado el borrador listo para ser aprobado a finales del 2011.
Fuente: El Periódico
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