En febrero ya informamos en estas páginas del caos generalizado en todo el país con el asunto de las listas de espera para los exámenes prácticos de conducir para clase B, la más demandada. Dos meses después la situación es aún más graves pese a las promesas de la DGT durante los últimos años de renovar plazas de examinadores. Las razones son éstas.
Para empezar, la situación más crítica tiene lugar, como es lógico, en las ciudades más habitadas, Madrid y Barcelona. El peor caso es en la capital, donde los aspirantes al carné de conducir de clase B pueden llegar a esperar un plazo de entre 2 y 3 meses para conseguir una fecha o repetir examen tras un suspenso.
Esto se da sobre todo en las autoescuelas y centros con más alumnos, ya que éstas pueden presentar solamente alumnos con la misma capacidad que otras autoescuelas más pequeñas. El punto crítico es cuando se quieren realizar las pruebas en el Centro de de Exámenes de la DGT de Móstoles, el más saturado de la Comunidad de Madrid.
El problema tuvo un origen económicos: con la crisis, la Administración no está renovando las plazas de los funcionarios y examinadores que se van jubilando o no los suplen cuando están de baja de larga duración. La saturación de listas de espera es tal que las fechas de espera se pueden prolongar hasta casos extremos de 3 meses si nos acercamos al verano, donde se realizan menos pruebas por vacaciones de los examinadores, tal y como ocurre también en puentes como la Semana Santa.
Un pez que se muerde la cola: a más suspensos, más espera
Además, las autoescuelas denuncian que estas demoras y esta grave situación está repercutiendo gravemente en el rendimiento de los alumnos y en los resultados obtenidos. Para empezar, tienen que alargar el tiempo de espera, por lo que ante el alto coste de las clases prácticas, optan por no tomar muchas de ellas, presentándose a las pruebas con un bajo nivel o con pérdida de éste.
Por otra parte, el resultado de todi este casi es cini una pescadilla que se muerde la cola: a más suspensos, más alumnos en listas de espera, por lo tanto hay más demora esperando fecha, ya que se acumula más número de aspirantes.
El pasado día 20 de enero, alrededor de 150 autoescuelas de la Comunidad de Madrid, se concentraron ante la sede de la DGT para exigir "más examinadores". "Hace unos años había 103 examinadores, actualmente rondan los 67, es decir, 4 alumnos por examinador", explicaba una profesora de autoescuela a Madridiario.es. "Desde que comenzó la crisis, la situación ha ido a peor, los examinadores que se han ido jubilando han dejado sus plazas vacías, plazas que no se han repuesto", contaba a este diario otro profesor.
El secretario general de la APEAM (Asociación de Pequeños Empresarios de Autoescuelas de Madrid), Roberto Miguel, explicó a Madridiario en qué consiste la crisis actual de exámenes de la DGT: "Estamos examinando a los alumnos una vez al mes, cuando antes examinábamos una vez a la semana, y podríamos haber llegado a plazos mayores si no fuera porque hemos llegado a un acuerdo con la Dirección General para que no se demoren más".
Una solución presupuestaria
La solución viene, como casi todo en esta vida, con dinero. La inversión pública se ha paralizado desde 2015 porque el país ha estado hasta finales de 2016 sin un gobierno que no ejerciera de oficio, por lo que no podía aprobar nuevas partidas en unos Presupuestos. Con el proyecto de cuentas del Estado para 2017, a falta de aprobación parlamentaria, hay una partida propuesta para este campo de 400.000 euros.
Oficialmente, la DGT asegura que en 2016 se dio lugar a cursos de formación para 62 nuevos examinadores en todo el país. Para 2016, los Presupuestos Generales del Estado preveían una tasa de reposición de empleados del 50%, cantidad a la vista insuficiente para las plazas que se necesitan en los puntos más críticos de España.
Fuente: Diariocrítico
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