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domingo, 7 de julio de 2013

«Hay que revisar las señales de velocidad de nuestras carreteras»

Victoria Gómez Dobarro, la directora de la DGT en Galicia, dice que hay veces «que no sabes en qué tramo estás»


«Tenemos que reinventarnos». Victoria Gómez Dobarro (Pontevedra, 1968) afronta «con ilusión» su nueva etapa como jefa de Tráfico en A Coruña y coordinadora de la DGT en Galicia, y tiene muy claro que hay que trabajar «en las carreteras convencionales, donde se producen el 95 % de los accidentes mortales. Hacia ahí tiene que ir nuestro foco». Y hacia otro problema serio para el tráfico gallego: «Seguimos teniendo muchos problemas con el alcohol. Solo en Pontevedra [estuvo destinada allí siete años] teníamos 100 alcoholemias cada semana. Eso no puede ser».
-¿Qué hacer entonces?
-Concienciar, educar. Ya no solo son los controles de las madrugadas del fin de semana. Los conductores deben saber que en cualquier momento pueden ser sometidos a un control de alcoholemia, que no haya sensación de impunidad. Seguir con las sanciones, las campañas, la formación de los jóvenes. Todo eso hay que trabajarlo.
-¿Debería de haber una tasa cero de alcohol?
-El alcohol es incompatible con la conducción. Deberíamos tender a que baje el porcentaje de positivos y que estemos en disposición de ajustar todavía más la tasa.
-¿Cómo es Galicia para el tráfico?
-Tenemos una movilidad muy elevada, con más de un coche por cada casa. La calle es a veces una carretera y el ciudadano tiene que cruzarla para ir a buscar el pan. Esa convivencia entre la casa y la carretera nos genera muchos problemas. Y tenemos un gran entramado de redes viarias.
-Dice que los problemas se centran en las redes secundarias. ¿Cómo se pueden mejorar?
-Hay que ver la infraestructura, si se conserva bien, si la señalización es adecuada, si está bien visible, si está iluminada. Estudiar por dónde se mueve el peatón y tratar especialmente las zonas por las que cruce. Le pedimos al peatón que se ponga el chaleco, que se haga ver. Pero también tenemos que exigirle a la Administración, que no haya un contenedor en una zona de cruces de peatones.
-¿Y la señalización?
-Hay que revisar las señales de velocidad. Tendrían que ser más homogéneas. En Galicia, en las carreteras convencionales tenemos señales de 50, 60, 70... El conductor pierde la noción de a qué velocidad tiene que ir en cada momento. Hay tanta variación que puede llevarle al despiste. En autopistas y autovías ves una señal de 100 en una curva y entiendes por qué se pone ahí. En una convencional ves una señal de 80 y más adelante otra de 70 en una zona igual. Hay que repasarlas. Es algo que tenemos que tratar con los responsables de las carreteras. Al conductor hay que exigirle, pero también hay que ofrecerle unos márgenes de seguridad, con una información clara. Hay carreteras en las que no sabes en qué tramo estás.
-¿Y los radares? Por qué se ponen en tramos rectos de autovía aparentemente sin riesgo.
-Incluso en esas zonas puede haber riesgo por alguna razón, pero en otras ocasiones el radar fijo tiene el objetivo de reducir la velocidad media, de reeducar. Ahora mismo estamos en un proceso de rotación de los radares porque van cumpliendo su función y hay que buscar nuevas ubicaciones en zonas en las que detectamos problemas. Y los radares fijos han sido claves en el cambio en el comportamiento de los conductores. Esa finalidad es la que se buscaba, no la denuncia.
-Los expertos dicen que los radares han sido efectivos para calmar el tráfico.
-Cuando el conductor ve la señal de aviso de radar ya pisa el freno. Y han servido para eliminar algunos puntos negros debidos a excesos de velocidad. Mucha gente pide que los radares se pongan siempre en puntos negros, pero hay puntos negros que no tienen nada que ver con la velocidad.
-¿Son para recaudar?
-En absoluto. Todas las medidas relacionadas con la seguridad vial, como la implantación de radares, vienen determinadas por la Unión Europea. En el 2006, Holanda tenía 4.000 radares, y sus datos de accidentalidad son muy buenos. (Entrevista)
www.lavozdegalicia.es

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