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martes, 25 de febrero de 2014

Segunda Mesa: "Papel de la formación y evaluación de los conductores"

En esta mesa participaron los siguientes ponentes: Luis Fulgencio Navasal, secretario de la Asociación de Examinadores de Tráfico (ASEXTRA); María Olivera, presidenta de la FAB y Jacqueline Lacroix, de DVR. 

El primer ponente en salir  fue Luis Fulgencio Navasal, examinador durante muchos años tanto en la Jefatura de Barcelona como en la de Sevilla, que recalcó la importancia de recibir formación y educación desde la más tierna infancia. 

En cuanto al puesto de examinador, el secretario de ASEXTRA dijo que era inadmisible que un puesto de trabajo en el que se toman decisiones como evaluar la capacidad de preparación del alumno siga estando considerada como labor de administrativos. 

También dijo que según la opinión de la Asociación de Examinadores, el sistema actual de examen se tendría que sustituir por un examen global donde el aspirante partiera con un crédito determinado de puntos que se irían descontando conforme se cometieran faltas y en referencia a unos criterios de calificación que determinarían la gravedad de la falta y el valor de cada una de ellas.

La segunda ponente de esta mesa fue María Olivera, de la Federación de Autoescuelas de Barcelona (FAB). La señora Olivera hizo una reseña histórica de la normativa del permiso de conducir, su evolución para finalmente llegar a los exámenes de calidad que se realizan actualmente.


También quiso hablar la presidenta de FAB de la competencia desleal que en su opinión se está produciendo en el sector de autoescuelas y que está perjudicando la viabilidad de muchos de estos negocios. 

Otra de las ponentes de esta mesa fue Jacqueline Lacroix, que forma parte del Consejo de Seguridad Vial alemán, el DVR. La señora Lacroix explicó el sistema alemán de exámenes donde es obligatorio acudir a una autoescuela para dar un número mínimo de clases antes de poder acudir al examen. 

Según nos contó Jacqueline Lacroix,  para el examen práctico en Alemania, se requiere acreditar 12 horas de clases mínimas durante las cuales han debido dedicarse al menos 4 horas a circular por autopista, 5 horas en carretera interurbana y 3 horas en oscuridad. La duración del examen es de 45 minutos.

Señaló además que el proceso de armonización de las distintas legislaciones de los países que pertenecen a la Unión Europea es muy lento, pero estamos en camino, además de decir que es lógico que cada país tenga unas peculiaridades propias y conserve su idiosincrasia.  

Durante el debate que se produjo en esta mesa, Luis Fulgencio, secretario de ASEXTRA dijo que desde la Asociación de Examinadores siempre se había apostado por la unión entre formadores y examinadores. 

También se trató el tema de la crisis económica y su gran repercusión en la preparación de los alumnos. Todos estuvieron de acuerdo que los alumnos necesitan recibir la instrucción adecuada para acudir a examen.

1 comentario:

Esteban dijo...

Primera ponencia.
En principio, no me parece mal ese “examen por puntos”. Creo que puede funcionar bien.

Segunda ponencia.
Habría que definir y matizar esa “competencia desleal” a la que alude la ponente. Si se refiere a lo que normalmente se entiende por tal: “tirar los precios”. Creo que la solución pasa por acudir al tribunal de la competencia, hay una ley que regula esto. Quizá el proceso sea largo y laborioso, pero puede ser definitivo.

Tercera ponencia.
El mínimo de 12 horas prácticas establecido en Alemania y su división (4 en autopista, 5 en carretera y 3 de noche), como ya dije en otro comentario para la entrada anterior, no lo veo en España. ¿Cómo se acredita? ¿Firmando un documento entre alumno y profesor? Es muy fácil falsearlo, y muy difícil evitarlo. Por otra parte, en el verano de España, dar 3 horas de noche puede ser bastante complicado. Estoy de acuerdo con la ponente de las dificultades para armonizar los exámenes en Europa.

Sobre lo comentado en el debate, me parece muy bien que Asextra apueste por la unión entre formadores y examinadores, ¿pero cómo? Sin duda es necesaria una comunicación más frecuente y fluida entre ambas partes, por sí sola, ya sería un camino para solucionar no pocos problemas.

Totalmente de acuerdo en “que los alumnos necesitan recibir la instrucción adecuada para acudir a examen.” El problema es que la mayoría de los alumnos ven el examen como un objetivo aislado, el paso por la autoescuela como un imperativo legal sin ningún sentido como no sea el “negocio” que tienen a medias autoescuelas y tráfico; ¿aprobar? Cuestión de suerte, etcétera. Estas ideas están muy arraigadas, sólo con normas no se erradican. Y la crisis, no ayuda nada, claro, todo lo contrario. De todos modos, con crisis o sin ella, para la mayoría, 20 clases ya les parece mucho y, en general, son poco más que el comienzo. La crisis, también multiplicará y agrandará los defectos de mucho profesores y esto reforzará los prejuicios de los alumnos. Mal círculo vicioso.

Un saludo.