Al igual que Michael Ballack, otros jugadores han sido pillados a una velocidad excesiva al volante.
Michael Ballack pisó demasiado y le detuvo la Guardia Civil de Tráfico por un delito contra la seguridad vial al ser interceptado cuando conducía su vehículo a una velocidad de 211 kilómetros por hora. Fue en la A-5, en la Autovía de Extremadura, y un radar captó la infracción. No se sabe qué hacía Ballack por España, pero el alemán, retirado recientemente, no es el único futbolista que paga sus excesos al volante.
Fue muy sonado el caso de Royston Drenthe, aquel holandés que el Madrid contrató a precio de estrella y que se convirtió en un juguete roto. Durante su año en el Hércules, el extremo fue cazado a 180 kilómetros por las calles de Alicante y encima se saltó hasta seis semáforos. Luego se enfrentó a los agentes y se justificó diciendo que tenía que acompañar a un conocido a la clínica porque se encontraba mal.
Excusas como las de Milan Baros, que llegó hasta los 271 kilómetros en la carretera que une Ginebra con Lyon. El delantero checo entonces jugaba en el Olympique y explicó a la policía que puso su Ferrari a tope para que su acompañante escuchara el ruido del motor.
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