María de Villota, ayer, en el Club de Campo de Vigo. // Jesús de Arcos |
Lo primero que destaca al mirar el rostro de María de Villota es su amplia sonrisa. Una sonrisa blanca, sincera y tranquila que atrapa a su interlocutor mucho antes que el parche de su ojo. Han pasado solo seis meses desde que la piloto de Fórmula 1 sufriera el terrible accidente en el que perdió un ojo. En tan poco tiempo, la deportista de elite ha demostrado que el ser humano es capaz de recuperarse, de cambiar su mirada hacia el mundo y de crearse nuevos sueños. De Villota contó ayer su experiencia a los alumnos del IES Rosais II de Vigo durante las II Jornadas de Educación Vial promovidas por el Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima en colaboración con la DGT y la Policía Local.
- ¿Cómo espera que ayude su experiencia a los jóvenes?
- Creo que contarles mi experiencia vital les puede hacer reaccionar mucho más que los datos sobre accidentes, las cifras e, incluso, las fotografías. Parto con la ventaja de que la Fórmula Uno capta mucho su atención. Solo quiero ayudar a hacerles entender que la conducción en circuito y la diaria no son tan contrapuestas; el detalle es vital en ambos. (Entrevista)
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