Adoptamos comportamientos extraños cuando conducimos, ese tipo de conductas que jamás seríamos capaces de realizar si no fuese por la protección metálica que no ofrece el vehículo. Generalmente, si vamos caminando por la acera y tropezamos con alguien, el primer instinto es pedir perdón mutuamente, seamos o no culpables del incidente. Por el contrario, cuando esta situación se produce en la carretera los hay, y muchos, que no perdonan el error y lo primero que hacen es martillear el claxon. Y si hay un vehículo que quiere incorporarse a la vía, aceleran antes de que lo haga. Este tipo de acciones definen perfectamente la antiempatía y los malos modales.(Leer más)
www.laverdad.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario