El alcohol y las drogas tiñen las calles. El 65% de las condenas a automovilistas en 2013 —53.793 de 83.796— corresponde al delito de haber conducido bajo sus efectos, lo que incide en que España ocupe el sexto lugar de la Unión Europea en la tasa de víctimas mortales: 41 muertos por cada millón de habitantes. El año pasado fallecieron 1.680 personas en accidentes de tráfico y, hasta el 15 de julio, 990 estaban en prisión por haber cometido algún delito contra la seguridad vial.
España está lejos del objetivo europeo para 2020: reducir al 1% los resultados positivos en los controles de alcoholemia. La media nacional es del 6%, aunque hay ciudades que superan el 7,5%. Estos resultados tienen relación directa con la siniestralidad. El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses reveló que en 2013, sobre una muestra de 557 conductores fallecidos, el 43% presentó resultados positivos de drogas, psicofármacos o alcohol.
El fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, dice que lo más preocupante es el delito más grave: el de los homicidios imprudentes, que el Código Penal castiga con penas de hasta cuatro años de prisión. La fiscalía presentó, por este motivo, 296 escritos de acusación en 2013 y obtuvo 196 condenas. Los procesados ingresaron en prisión en 98 casos.
Para asociaciones como Stop Accidentes, que defienden y asesoran a las víctimas y a sus familias, la cifra es insuficiente. "Por desgracia, es normal que sea así. Las penas son muy bajas y los jueces deberían juzgar al alza. Si a alguien le condenan a dos años de prisión y no tiene antecedentes, no ingresa en la cárcel. Se puede condenar a mucha gente, pero no está siendo efectivo", lamenta Ana Novella Reig, la presidenta de la organización. (Seguir leyendo)
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