El fenómeno, que aparece y desaparece sin causa aparente, no solo lo provocan los conductores menos hábiles al volante.
Circulando con nuestro coche por la carretera, de repente,
el vehículo que está justo delante de nosotros frena de manera brusca y
enciende las luces de emergencia. En ese momento, paramos el coche, que apenas
avanza según pasan los minutos. Lo que si aumenta es la desazón y el
nerviosismo entre la mayoría de los conductores, que no vislumbran el fin del
atasco. Pero entonces, otra vez de manera súbita, la congestión en el tráfico
cesa, sin que se vea un accidente, un control de seguridad o cualquier razón
que explique por qué hemos permanecido casi parados durante tan largo rato. Es
el «misterioso» caso de los «atascos fantasma».
En realidad, detrás de este fenómeno existe una explicación
que nada tiene que ver con sucesos paranormales. Ni siquiera con la habilidad
de los conductores, ya que estas aglomeraciones se formarán inevitablemente,
incluso aunque la caravana esté formada por expertos pilotos de carreras, cuya
pericia al volante está más que demostrada. Porque los «atascos fantasma» son
inherentes al tráfico. Pero, ¿cómo se forman -y desaparecen- si no existe
motivo aparente?
Fuente: abc.es
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