Desde el verano de 2010, el Ministerio de Fomento reformó tres veces sus reglamentos sobre iluminación en carreteras. Los cambios amparan la desconexión de farolas. En las autovías asturianas del centro, Oriente y Occidente un equipo de EL COMERCIO pudo constatar hace unos días que son cientos las luminarias sin luz. La prioridad ahora es la de contener el gasto y por ello, donde aún se mantienen encendidas, ha menguado la potencia.
La última directriz ministerial, de junio de 2012, lo deja claro: el Estado ya sólo se compromete a mantener iluminados los túneles, glorietas, traviesas, 'puntos negros' y tramos donde circulen más de 80.000 vehículos al día (60.000 cuando haya lluvia). En todo lo demás, «la iluminación no es un elemento necesario (...) sino que es una mejora de la red», repite Fomento. Como consecuencia de esta normativa, las demarcaciones de carreteras están dando de baja el 'término de potencia' (tarifa que se paga en concepto de la potencia contratada) en los tramos que ya se habían quedado sin luz. La primera que ha hecho pública esta cancelación de los contratos es la oficina cántabra.
La Administración asturiana no parece dispuesta a hacer un caballo de batalla del asunto, si éste se rige por principios asumibles. Son tiempos de escasez y «seguro que es necesario racionalizar el consumo y el gasto», admite Juan Fernández Pereiro, director general de Infraestructuras del Principado. El 'número dos' de la Consejería de Fomento señala, eso sí, cuál debe ser el límite: la racionalización del consumo eléctrico se debe acometer «pero no debe afectar a la seguridad vial», exige. (Leer más)
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