El sistema apenas lleva un par de segundos. El conductor del vehículo llega a la barrera del alco gate [la puerta del alcohol] en el puerto de Gotemburgo, sopla sin bajarse del coche en un pequeño aparato e inmediatamente después, si su nivel de alcohol no supera los 0,2 gramos por litro de sangre que marca la ley sueca para poder conducir —más o menos un par de cervezas— se levanta la barrera y el conductor puede internarse en la red viaria sueca. Si el límite se sobrepasa, la barrera no se altera y un policía o, en su defecto, un oficial de aduanas realiza pruebas más exhaustivas al conductor, a quien no se le dejará proseguir el viaje y se quedará sin carné. Bienvenidos a Suecia, el país con la tasa de muertos en carretera más baja del mundo, según conforma el informe de 2013 de la OMS, que utiliza datos de 2010.
El Trafikverket de Suecia, el equivalente a la Dirección General de Tráfico en España, prueba este sistema automático de control de alcoholemia en Gotemburgo porque es el puerto más transitado de Escandinavia, y estudia ahora los costes e idoneidad de instalarlo en otros, como le pide desde hace años la MHL, la asociación sueca de abstemios. “Los puertos son los lugares donde se concentran mayor número de conductores borrachos”, explica Bengt Svennson, miembro del Consejo Sueco de la Policía. “Llegan a puerto después de horas de viaje en los ferris, sin otra cosa que hacer para matar el tiempo que beber”.
El alco gate es el último paso dado en Suecia en su implacable política de tolerancia cero con el alcohol. Se trata de un sistema derivado delalcolock, un inmovilizador del motor que impide que un vehículo arranque si su conductor ha bebido. Antes de poner el coche en marcha, el conductor sopla en una especie de grabadora con boquilla, y si está bajo los efectos del alcohol el motor no se enciende. Por supuesto, para que el alcolock esté homologado debe llevar acoplado una tecnología antimanipulación que certifica que, en realidad, es el conductor del coche el que sopla y no otra persona.
En Suecia empezaron a estandarizar el uso de este sistema en los vehículos públicos (taxis, autobuses) y en el transporte de mercancías, el 1 de enero de 2012. El objetivo es conseguir que el 75% de la flota automovilística del país instale estos aparatos. Unos 75.000 conductores particulares lo han hecho ya de manera voluntaria y aquellos a quienes se les sanciona con la retirada del carné pueden instalarlo para así ver reducida su sanción. Si se les ha retirado el carné durante dos años por conducir borrachos pueden, comprometiéndose a instalar el alcolok, recuperarlo a los 12 meses. Es lo que querría hacer Steven, un agricultor de Ystad a quien hace unos días le retiraron el carné por conducir muy borracho (1,58 gramos por litro de sangre) un tractor en un campo de su propiedad. “Ha sido terriblemente injusto porque yo no puse en peligro la vida de nadie, estaba en mi tierra, alguien llamó a la policía y vinieron a hacerme la prueba”, explica (Información completa)
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