Autoescuelas e instituciones abordan los cambios que traerán consigo los vehículos tecnológicos.
Pese a las dudas de fiabilidad que generan los prototipos actuales, los vehículos sin conductor están cada vez más cerca de las carreteras españolas y aragonesas. Es algo que tienen claro las instituciones, gobiernos y asociaciones de autoescuelas y seguridad vial del país. De ahí que este importante sector comience a estudiar cómo va a afectar su desembarco en todos los ámbitos.
Según un informe del European Transport Safety Council (ETSC) y la Fundación Mapfre, la Unión Europea no ha hecho los deberes, y no puede afrontar con garantías la llegada de este tipo de vehículos autónomos. Por ejemplo, en lo relativo a la convivencia con los coches tradicionales, la normativa de seguridad, la formación o los exámenes de conducir del futuro más próximo.
En la Confederación Nacional de Autoescuelas de España (CNAE) tienen claro que deben adelantarse al futuro y ya han creado una comisión interna para establecer fórmulas que les permitan adecuarse a la nueva realidad.
Como explica Carlos Bricio, presidente de la Asociación de Autoescuelas de Zaragoza (APAZ), “es muy probable que de aquí a veinte años haya coches sin conductor en nuestras carreteras”, por lo que “tenemos que prepararnos para un cambio tan importante”.
De hecho, algunas innovaciones tecnológicas en los vehículos ya plantean las primeras dudas entre conductores y examinadores. Es el caso de los sistemas de aparcamiento asistido, que permiten al vehículo maniobrar de forma independiente para estacionar sin control humano. Esta mejora ha llevado a la DGT a plantearse una modificación del examen de conducir, en el que se suprimiría la parte práctica en la que el alumno debe aparcar el coche.
Según una instrucción interna de Tráfico, se deja abierta esta posibilidad a un permiso restringido, tal y como sucede con los vehículos de cambio automático, aunque no parece que se aplicará a corto plazo. De hecho, en la actualidad ni siquiera se permite el uso de sensores de proximidad que funcionan de 'chivatos' para el conductor.
Fuente: Heraldo
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