Las carreteras rusas se han convertido en un peligro. Tienen un índice de siniestralidad de los más altos del mundo, según diferentes estudios y estadísticas. En el año 2010, 26.000 personas murieron en accidentes de tráfico. Muchos de esos accidentes fueron provocados por el exceso de alcohol. Y es que los rusos beben demasiado, y como el civismo no es una de sus principales virtudes, muchos ciudadanos conducen aunque hayan ingerido demasiado alcohol. En los ocho primeros meses del año 2012, 1.700 personas fallecieron en las carreteras de la Federación Rusa por culpa del consumo abusivo de alcohol. La situación no ha cambiado mucho desde los tiempos del comunismo. Quizá sea peor ahora, según apuntan algunos expertos, porque la motorización del país es mucho más importante que en tiempos de la URSS. El pasado 22 de septiembre, un conductor de 29 años que circulaba por las calles de Moscú a 200 kilómetros por hora y con una nivel de alcohol de 1,55 gramos por litro de sangre, mató a siete personas. La opinión pública rusa, desgraciadamente, está acostumbrada a este tipo de tragedias, pero ese accidente fue la gota de agua que hizo colmar el vaso. (Noticia)
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