Primero el desprestigio, luego la persecución y como colofón, el exterminio. La
metodología es clara: identificado el enemigo hay que proceder a su derrota.
Durante años se viene trasmitiendo a la sociedad que el funcionariado es vago,
indolente, prepotente, privilegiado e innecesario; además, supone una pesada
carga para el erario, de lo cual se deduce: ¿por qué no prescindir luego de sus
ineficaces servicios? Administrativos, sanitarios, docentes, policías, jueces,
fiscales, bomberos, barrenderos, alguaciles y un largo etcétera. ¿Acaso no
serían más eficaces controlados por la empresa privada que por la administración
pública? Los controles serían más eficaces, se cumplirían los horarios, se
planificarían las vacaciones, se establecerían objetivos evaluables con
repercusión en los mercados, se optimizarían los recursos materiales y humanos,
se abaratarían costos y, además, se obtendrían grandes beneficios empresariales.
¿Qué más sé puede pedir? (Artículo completo)
www.laregion.esLa nueva administración pública
Aprobar oposiciones de acceso a la función pública implicaba estudiar un temario adecuado a las funciones que desarrollarías y, posteriormente, enfrentarte a una carrera administrativa que permitía ascender por méritos y antigüedad. Los funcionarios estábamos orgullosos de serlo y aceptábamos la nómina correspondiente que te llegaba cada día uno de mes sabiendo que este iba a ser tu único ingreso y tenías delante largos años para que el mérito y la antigüedad hiciera posible una carrera administrativa.
No cantaré la gloria de los vagos, que en todo tiempo y todas partes hubo; pero he de resaltar que existían unas responsabilidades tan imperativas que cualquier jefe de negociado, y de ahí para arriba, se sabía cabeza de turco de cualquier desmadre en su departamento y ponía en juego todos los medios para evitarlo.
Tantos siglos para conformar una Administración Pública con estructuras razonables y organizadas, no por ello menos susceptibles de mejora, se fueron al traste cuando pretendimos modernizarla desde la más absoluta ignorancia e inexperiencia de quienes tomaron las riendas del cambio. No hay que saber, sino dar el perfil y este ha de coincidir con el propio, ideológico. No hay que hacer méritos, sino cursos del IVAP que puntúen en el ascenso y no se hacen es lo mismo porque cualquier chiquilicuatre puede ser Jefe de Área. (Leer más)
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