Cuando conducimos, nuestro cerebro está en
continua activación. Millones de sistemas
neuronales se ponen en funcionamiento. Cuando conducimos, es necesario
tomar continuamente decisiones (adelantar, frenar, girar…). En ocasiones estas
decisiones serán simples y en otras ocasiones se volverán más complicadas
Ante un imprevisto en la carretera o la
presencia de una situación difícil o adversa, es necesario tomar una decisión
de forma rápida y correcta en milésimas de segundos. Para ello, nuestro
cerebro, nuestro cuerpo, debe sobreactivarse y centrar toda nuestra atención y
sentidos en lograr una correcta ejecución. Y es que, el tiempo de reacción del
que disponemos cuando estamos ante el volante es demasiado pequeño y si no nos encontramos en unas
adecuadas condiciones físicas y psíquicas puede ser que no tomemos una decisión de forma idónea o que
no seamos capaces de responder. De hecho, algunas investigaciones señalan como
causa más común de accidentes una mala toma de decisión en nuestra conducción.
Otras variables que intervendrán en nuestra
toma de decisiones serán la percepción de riesgo que una persona tenga ante una
determinada situación y el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir. Así,
una persona puede tener una percepción de miedo baja ante el uso del móvil al
volante y asumir el nivel de riesgo que conlleva su uso. En este momento la
persona toma una decisión. Serán los diversos factores externos los que den
como resultado una consecuencia u otra. Existen entonces, unos factores
externos sobre los que no tenemos control directo y factores internos
(percepción de riesgo y nivel de riesgo) sobre los que si podemos intervenir y
analizar para la prevención de accidentes automovilísticos.
Pero, ¿qué es la toma de decisiones? ¿Qué es
necesario que se active en nuestro organismo? En nuestro cerebro, las
decisiones se ejecutan en el lóbulo frontal, que junto con un incremento de las
sustancias dopaminérgicas, ayudarán en la toma de decisiones ante el volante. En
la conducción, nos referimos a la toma de decisiones como la capacidad que
tiene una persona para integrar y analizar la información del entorno con
nuestros conocimientos y capacidades y responder de forma rápida y adecuada
ante una situación ambigua o compleja. En ocasiones, sabremos responder por un
aprendizaje previo, en otras ocasiones deberemos tomar decisiones arriesgadas y
nuevas que nosotros, en esa situación y valorando la percepción y nivel de
riesgo, consideremos lo mejor.
Estar al volante nos exige adaptar de forma
constante nuestra conducción al entorno y nuestras condiciones, lo que será
tomar una decisión que nos afectará a nosotros y al resto de conductores.
Deberemos tener claro en nuestra conducción las consecuencias que pueden tener
cada una de las decisiones que tomemos.
Martínez Bardají Psicología. www.psicologiaycoaching-zaragoza.es
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