En esta mesa participaron Hemenegildo Delgado Mariscal, vicepresidente de ASEXTRA, Francisco Paz, presidente de la Asociación Nacional de Profesores de Formación Vial; Reinhard Lauterbach, director general de Hubert-Ebner Verlag y el Dr. Harald Pohlmann, gerente de Zollner VA Verkehr.
El primer ponente en hacer su exposición fue Hermenegildo Delgado, que es coordinador de examinadores en la DGT, psicopedagogo y especialista en educación vial. Además, es desde hace años, el vicepresidente de la Asociación de Examinadores de Tráfico (ASEXTRA)
El Sr. Delgado empezó hablando sobre las distintas opiniones que hay en la sociedad acerca de si la evaluación debe adaptarse a los contenidos de la formación de conductores, o por el contrario, es la evaluación la que debe fijar las pautas para dicha formación.
También dijo que la formación teórica de los conductores debe realizarse de una forma continua y transversal en todos los niveles de la educación (de niño a adolescente).
Finalmente, habló de las glorietas porque para los examinadores, es un motivo de gran preocupación puesto que durante el desarrollo de las pruebas en vías abiertas al tráfico general, observamos los graves errores de muchos usuarios a la hora de franquearlas.
La Asociación de Examinadores de Tráfico ha solicitado en varias ocasiones a la DGT cursos de reciclaje, campañas informativas o cualquier otra actuación con el fin de educar a los conductores en la forma correcta y reglamentaria de acometer una glorieta
El siguiente ponente fue Francisco Paz, presidente de la Asociación Nacional de Profesores de Formación Vial. En su alocución, el Sr. Paz dijo que en su opinión, ser examinador es una tarea de las más difíciles de realizar. También mencionó y lamentó la precariedad laboral de los formadores viales en este país.
Dijo que uno de los elementos de mejora en el proceso de consecución del permiso de conducir serían los análisis médicos. La sociedad debe asumir que no todo el mundo está capacitado para conducir.
Siguió diciendo que en su opinión hay que cambiar el sistema porque duda que se estén formando conductores seguros.
El tercer ponente fue Reinhard Lauterbach, Director General de Hubert-Ebner Verlag. El señor Reinhard es austriaco y lleva muchos años dedicado a la formación y seguridad vial en su país.
En su exposición habló de cómo son los exámenes en Austria. Nos explicó el sistema de conducción acompañada con el fin de conseguir el permiso de conducir. Por ejemplo, el examen teórico no se puede hacer hasta que la instrucción L17 (calificación de la conducción acompañada) haya terminado.
En cuanto al número de clases prácticas que tienen que hacer en la autoescuela es de 12 antes de comenzar la conducción acompañada, además de las clases de control (dos o tres clases después de los primeros 1.000 kms, otras dos o tres después de los segundos 1.000 kms, y tres o cuatro clases después de los terceros 1.000 kilómetros) en la autoescuela. Así que, en realidad, no es una reducción de clases prácticas.
En Austria hay examinadores públicos y privados, dependiendo de la región del país y se les exige un mínimo de 10 años de experiencia en formación de conductores
Y por último participó como ponente Dr. Harald Pohlmann, Gerente de Zollner VA Verkehr, una importante autoescuela de Alemania. Según nos contó el Sr. Pohlmann, en Alemania hay muchos problemas en este sector y no todo funciona tan bien como todo el mundo piensa que pasa allí. Según su opinión, el profesorado de autoescuela en aquel país necesita una mayor preparación y formación para impartir clases.
En cambio, los examinadores son todos ingenieros mecánicos y tampoco considera que es lo ideal, toda vez que no tienen conocimientos de psicología o pedagogia, tan necesarios en la evaluación. Hacerse profesor de autoescuela en Alemania cuesta 8.000 euros. Dijo no entender como a un pianista su formación la pagan los contribuyentes alemanes y a un profesor de formación vial no.
El Sr. Pohlmann siguió contando que el sector de autoescuelas en Alemania es muy duro y la competencia fija un nivel de calidad bajo.
El debate posterior se centró en las nuevas formas de aprendizaje. El Dr. Harald de Alemania habló de la herramienta de los simuladores en la formación de conductores. ¿Sería positivo implantarlo?
3 comentarios:
TERCERA MESA (1).
PRIMERA PONENCIA.
Presentada por el Sr. D. Hermenegildo Delgado Mariscal, vicepresidente de ASEXTRA.
Comienza planteando una cuestión sumamente interesante y muy importante: “...acerca de si la evaluación debe adaptarse a los contenidos de la formación de conductores, o por el contrario, es la evaluación la que debe fijar las pautas para dicha formación”. Creo que ambas cosas son compatibles, aunque es innegable que la evaluación fija las pautas de la formación (es despreciable el ínfimo porcentaje de personas dispuestas a aprender más de lo se exige para el examen), esta debería adaptarse a los contenidos de la formación, y estos extraerlos con rigor muy técnico de la realidad del fenómeno del tráfico, haciendo abstracción de temas jurídicos (en principio); después, se pueden establecer las pautas para fijar la evaluación que, nuevamente, definirá la formación.
Hay muchos, pero pondré sólo un ejemplo: Es inadmisible que se permita conducir a una persona sin haber demostrado que sabe hacer una frenada de emergencia. Porque es seguro que la tendrá que hacer en ocasiones, y si no ha aprendido a hacerla, no sufrir o causar un accidente será un milagro que difícilmente se repita. Si el accidente se produce (lo más probable), las consecuencias pueden ir desde un leve golpe de chapa a causar lesiones irreversibles o muerte.
Evaluación y formación se interrelacionan de forma semejante a motor y transmisión, dándose doble sentido de circulación para conceptos y exigencias en el primer caso, y movimiento en el segundo. Pero la evaluación la define el poder legislativo a través de un político, que pertenece a un partido y que toma decisiones (generalmente) en base a intereses electoralistas, populistas, de la industria, de asociaciones, determinados grupos sociales, etcétera. Y siempre a corto plazo. Con lo cual, se pervienten las pautas de la evaluación y los contenidos de la formación. Quedando sólo a merced de esta parte una pequeña posibilidad de limitar o evitar la perversión generada por el poder político, pues una persona que enseñe con verdaderas ganas de hacer bien su trabajo y con verdadero respeto por el alumno, logrará inducir en algunos de ellos, al menos, la necesidad de que vayan más allá en su aprendizaje.
Totalmente de acuerdo en extender al formación de los conductores a todos los niveles educativos, pero no sólo a nivel teórico, también práctico.
Lo dicho sobre las glorietas me sorprende porque, francamente, pienso que esto es una batalla perdida. Por una parte los ayuntamientos han construido glorietas sin sentido, más de la mitad sobran; por otra, la DGT, en época de su anterior director imponiendo en examen el criterio de ir siempre por el carril de más a la derecha, ha elevado la confusión entre los conductores a unos niveles muy alarmantes. En todo caso, en lo que yo puedo observar, no se dan accidentes graves en estos lugares y, salvo el riesgo inherente con los vehículos de dos ruedas, me preocupa mucho más la posibilidad de atropellar a un peatón oculto por un contenedor colocado al lado de su paso.
TERCERA MESA (2)
SEGUNDA PONENCIA.
Presentada por el Sr. D. Francisco Paz, presidente de la Asociación Nacional de Profesores de Formación Vial.
Francamente decepcionante. Lo siento mucho pero no veo nada de interés en ella, y sí una cosa que me molesta.
¿Que la tarea de examinar es difícil? Por supuesto, ya lo sabía como testigo y lo he vivido haciendo el papel de examinador para los alumnos de otros compañeros antes de que aquellos acudiesen a la prueba oficial. Y nos lo tomábamos muy en serio.
¿Precariedad laboral de los profesores? Sí... ¿y? Estamos padeciendo una crisis salvaje, ¿qué sector se libra de sus consecuencias?
Esta es la parte que me molesta: “uno de los elementos de mejora en el proceso de consecución del permiso de conducir serían los análisis médicos”. Hombre, dejando a un lado la obviedad de que todo es mejorable, esto es echar balones fuera, señor mío. Las pruebas que se contemplan actualmente en los reconocimientos médico-psicotécnicos creo que son más que suficientes; por otra parte, los primeros en quejarse de su exigencia, después del alumno, cuando este resulta no apto, son precisamente muchos de nuestros colegas (no todos, algunos hasta lo agradecemos). ¿En qué quedamos, pues?
Y el final tampoco tiene desperdicio: “cambiar el sistema porque duda que se estén formando conductores seguros.” Claro, que el sistema es mejorable, pero tampoco está tan mal, y, aun como está, se le puede sacar mucho partido. Aquí es determinante, como casi siempre, el factor humano, y ese está en manos de los profesores. ¿Cuántos nos esforzamos por ir más allá? Pues en ese empeño y con ese afán, no todos, pero algunos alumnos sí caminan a nuestro paso.
TERCERA PONENCIA.
Presentada por el Sr. D. Reinhard Lauterbach, Director General de Hubert-Ebner Verlag, con amplia experiencia en formación y seguridad vial en Austria.
El sistema austriaco me parece bastante complejo y creo que resultaría un desastre implantarlo en España. Por una parte, esas clases obligatorias en la autoescuela, ¿cómo se controlan? Aquí, la mayoría de los alumnos presionarían a la autoescuela a que firmase que las han recibido aunque sea mentira, y la mayoría de las escuelas cederían, no pocas, ofrecerían ese “servicio” sin presión alguna y al final acabaría por instalarse esa práctica en poco tiempo. Hacer 1.000 km, otro requisito difícil de controlar; en principio, eso implicaría llegar a un determinado nivel, pero no si esos kilómetros se hacen en un viaje de fin de semana desde casi cualquier lugar de la periferia de la España peninsular a Madrid, ida y vuelta, por ejemplo. Funcionará bien en Austria, pero en Francia tengo entendido que por el sistema de conducción acompañada sólo opta una minoría. En todo caso, el empleo de este sistema sí resta clases en la autoescuela, todas las que se realicen con él no se hacen en la autoescuela, desde luego (lo cual, no es malo en sí mismo, pero aquí se hace cierto el famoso dicho de “zapatero a tus zapatos”), por mucho que se den determinadas horas de forma obligatoria.
Exigir experiencia como profesor para ser examinador, creo que estaría bien, no estoy del todo seguro, pero casi; ahora, diez años me parece excesivo. En ese caso, yo establecería como incompatible trabajar como examinador en la misma provincia en que se ejerció de profesor. Demasiado tentador. Y esto último lo aplico a los examinadores privados, no me gusta nada esa idea.
TERCERA MESA (y 3)
CUARTA PONENCIA.
Presentada por el Sr. D. Harald Pohlmann, Gerente de Zollner VA Verkehr, importante autoescuela de Alemania.
Me sorprende y lamento la situación en Alemania, pero me llama mucho la atención que, a pesar de la misma, les vaya tan bien.
Así mismo, me sorprende la afirmación “la competencia fija un nivel de calidad bajo”, entiendo que debería ser precisamente al revés.
¿Simuladores? En buena lógica debería ser una forma eficaz de abaratar el precio de la enseñanza para los alumnos y un complemento de la enseñanza práctica, por sí mismo; los he probado y me gustan, pero no tengo experiencia con ellos, y en los que conozco, echo de menos un componente lúdico: hombre, es un simulador, que me deje probar a ir a 300 km/h por una recta de La Mancha, por ejemplo; además, igual me ayuda a resistir mejor la tentación de pasar de 120. Conozco autoescuelas que los tienen desde hace unos años, pero casi nadie los utiliza, no sé por qué.
Un saludo.
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