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lunes, 11 de julio de 2016

Bajo sospecha

DONDE ESTÉ la pela sobra el resto. Es la acepción más directa del negocio para los que adoran la pasta sobre todo lo demás. Por eso la mayoría de las inventivas o hallazgos para salvar a la humanidad de las garras del abuso y del maligno, acaban mercadeados. Hace diez años surgió el carné por puntos con el pretexto de reforzar la seguridad vial, pero también como una manera de asfixiar un poco más a los conductores, no solo al infractor incorregible, que tiene su merecido, sino también al incauto que cae en la trampa. Dicen que las muertes bajaron a la mitad. Se agradece. Pero en este tiempo fueron sancionados con pérdida de puntos siete millones y medio de conductores, lo que equiparándolo al abuso de muchos radares podría calificarse de avío recaudatorio. Por si no fuese suficiente, a más de medio millón se les obligó a asistir a cursos de recuperación en autoescuelas, no se sabe si por suponer que habían olvidado el código o para lucrar a amigos. Y aquí radica el quid, al aflorar sospechas de amaños entre la DGT y la confederación de autoescuelas, que redistribuyó la bicoca entre escogidos del gremio. O eso dicen los no favorecidos.

Artículo de Opinión. 
Fuente: El Progreso

1 comentario:

Unknown dijo...

Hay que acabar con las concesiones administrativas, pues solo traen desigualdades y amaños. Todo esto del carnet por puntos es un gran negocio para unos pocos "elegidos" por unos "iluminados": Material de estudio, cursos para preparar profesores ¿?, condiciones kafkianas en la autorización de centros, etc. Monopolio, atentado contra la ley de consumidores, contra la ley de la competencia, contra la ley ómnibus de libertad de establecimiento. Pere Navarro, un "iluminado", se lució; también los que vinieron detrás y siguieron sus pasos. Y no digamos del Presidente de la CNAE y toda su camarilla. Un espectáculo de tragicomedia; de la España "cañí".