Qué busca realmente un conductor cuando compra un GPS? ¿Una voz que le guíe en rutas poco conocidas o un artificio que le ayude a evitar multas? Difícil de saber, pero de esta cuestión dependerá en gran parte el impacto que tendrá en la venta de accesorios para coches la eventual prohibición del uso de detectores de radares que ha propuesto la Dirección General de Tráfico (DGT). La medida forma parte del anteproyecto del real decreto que modificará el reglamento de circulación.
La mayoría de fabricantes de navegadores se ha disculpado de hacer comentarios sobre el tema argumentando que se trata solo de un borrador. Ciertamente, el contenido del anteproyecto se conoció porque alguien lo filtró a la prensa. Este había sido remitido por la DGT al Consejo Superior de Seguridad Vial, un órgano colegiado de carácter consultivo integrado por representantes de Administraciones públicas y organizaciones privadas, desde fabricantes de coches y concesionarios de autopistas hasta escuelas de conducción y asociaciones de automovilistas.
Actualmente, la ley solo prohíbe la utilización de inhibidores de radares, es decir, sistemas que interfieren en la señal del aparato e impiden que detecte a los vehículos que exceden la velocidad permitida. Los detectores, en cambio, se limitan a captar las ondas electromagnéticas que emiten los radares. Utilizan una antena, lo que les permite descubrir tanto aparatos fijos como móviles. Otra cosa son los avisadores, con los que suelen confundirse. Estos últimos advierten de la presencia de radares, para lo cual toman como referencia una base de datos pública –de hecho, puede consultarse en la web de la DGT– en la que figuran los puntos donde están instalados estos dispositivos. Como su tecnología se basa en la geolocalización y no en las ondas electromagnéticas, solo captan radares fijos. (Leer más)
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