“Es el primer día que llevo casco. Lo veo ridículo”. Esta es una de las reacciones que recogió EL PAÍS el 2 de septiembre de 1992, un día después de que entrara en vigor la obligación de que los usuarios de ciclomotores llevaran casco. “La historia de la seguridad vial está plagada de este dilema: cinturón de seguridad delante, cinturón de seguridad detrás, casco de motocicleta, casco de ciclomotor… No hay una sola medida de prevención que haya sido recibida favorablemente por todo el mundo”, estima la directora general de Tráfico, María Seguí. Y la polémica sobre la obligatoriedad o no del casco para ciclistas en zona urbana no está libre de controversia, hasta tal punto que, según fuentes de Tráfico es, junto a la subida de la velocidad a 130 kilómetros por hora en ciertos tramos, el principal escollo para la aprobación consensuada del nuevo Reglamento General de Circulación.
El borrador, que Tráfico ya ha enviado a los miembros del Consejo de Seguridad Vial, recoge la imposición de que los ciclistas usen casco cuando circulan por ciudad, una norma que ya ha suscitado el rechazo unánime, no solo de las asociaciones ciclistas sino de todas las fuerzas políticas en la ciudad de Barcelona. Sin embargo, según datos cruzados de las policías locales y la Guardia Civil, el 20% de los ciclistas muertos y heridos, en ciudad y en carretera, lo son por una lesión craneal, aunque los informes no especifican cuántos no llevaban casco. (Información completa)
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