Agresiones, insultos, descalificaciones, amenazas, daños... Éste es el sombrío panorama al que tienen que hacer frente cada día los trabajadores de las oficinas públicas de Empleo, según denunció este viernes el sindicato de funcionarios CSIF.
Las dependencias del antiguo Inem se han convertido en un "punto caliente" desde que comenzó la crisis. Y sus trabajadores se han situado en el centro de la diana.
Mieres, 2008, un vecino se acerca a una oficina de empleo con un hacha con el propósito, según reconoció él mismo a la policía, de "matar a tres o cuatro funcionarios". Sagunto, 2013, un parado le espeta a un empleado: "Voy a venir con una garrafa de gasolina y os voy a prender fuego. Granada, ese mismo, año, un profesor de autoescuela intenta estrangular a un examinador de tráfico. Calasparra (Murcia), 2015,un hombre golpea con un bate a un funcionario, tras denegarle una ayuda.
Gritos, amenazas y, en último extremo, agresiones físicas. Tan sólo en 2014, se comunicaron 227 casos de violencia. Pero la conflictividad, lejos de apaciguarse, se ha disparado en 2015. En el primer trimestre del año, los casos de violencia se triplicaron tras la aprobación de la nueva prestación por desempleo, registrándose al menos un caso diario de amenazas y agresiones físicas.
La denegación de esta ayuda (Programa de Activación para el Empleo PAE) ha llevado a muchos parados a la desesperación y a la frustración, y a descargar su ira sobre los trabajadores de los que reciben un 'no' por respuesta.
Para evitar que estas agresiones vayan a más, el sindicato exige un protocolo de actuación conjunto de la Administración, que se refuercen las plantillas y medidas efectivas de seguridad. (Seguir leyendo)
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