Probado con éxito, protege seis veces más que el tradicional
Hace unos días, una feria sobre seguridad anunciaba la llegada al mercado de la sillita de bebé con airbag, uno de esos inventos con clientela asegurada y éxito prácticamente cantado. Ahora, esta tecnología de protección da el salto hacia otro mercado potencial, y con una posibilidad de éxito igual de previsible: el de los ciclistas aficionados y profesionales.
La Universidad de Stanford ha anunciado que tiene ya listo el primer caso para ciclistas con airbag, que, a tenor de las pruebas realizadas, protege hasta seis veces más que los modelos tradicionales en caso de colisión. Su creador es el bioingeniero David Camarillo, que se ha embarcado en este proyecto, entre otras cosas, por propio interés, ya que en la práctica del ciclismo ha sufrido ya dos conmociones cerebrales por culpa de caídas... y llevando el sistema de protección tradicional.
Camarillo parte de la base de que los cascos de espuma han demostrado su eficacia para evitar determinadas lesiones graves, como la fractura de cráneo en caso de un fuerte golpe, pero no son suficientes para impedir una conmoción cerebral. Por ello, decidió probar un nuevo tipo de casco que ya está disponible en algunos países europeos, según informa la Universidad de Stanford en un comunicado.
Los resultados están publicados en la 27 edición de septiembre de la revista Annals of Biomedical Engineering.
El casco probado por este ingeniero, según detalla la Universidad, consta de una bolsa blanda que el ciclista lleva alrededor del cuello, y que se abre, como ocurre en el dispositivo de los coches, justo en el momento de la colisión. Los resultados de las pruebas realizadas han sido muy satisfactorios.
«Hemos llevado a cabo pruebas de caída y nos encontramos con que estos cascos de colchón de aire, con la presión inicial correcta, pueden reducir el impacto cinco o seis veces en comparación con un casco de bicicleta tradicional», dijo Mehmet Kurt, investigador postdoctoral en el laboratorio de Camarillo y colaborador en el proyecto.
Camarillo sostiene que el gran tamaño del casco de la bolsa de aire en comparación con los cascos de bicicleta de espuma es la fuente probable de su éxito. Al ser más grande, también puede ser más suave, lo que permite una caída más amortiguada. Sin embargo, esta amortiguación también tiene una desventaja potencial. En la prueba, el casco bolsa de aire fue pre-inflado y los investigadores maximiza la presión del aire dentro del casco antes de cada gota con el fin de obtener estos resultados.
Fuente: La Razón
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