El Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, intervino ayer en la clausura de las VIII Jornadas sobre búsqueda de soluciones al problema de los accidentes de tráfico, para renovar su compromiso con la creación del Instituto Aragonés de Seguridad Vial. Y al hacerlo reveló quién ha sido uno de los obstáculos para su creación, la ya exresponsable de la Dirección General de Tráfico, María Seguí.
El Justicia llegó a definirla como «una piedrecilla en el camino» del instituto, y reveló un desagradable incidente que tuvo con ella en una conversación informal durante el funeral del guardia civil José Antonio Pérez, arrollado en Barbastro por un menor. Aunque no entró en detalles, García Vicente explicó que Seguí montó en cólera cuando le mencionó el asunto.
No hace falta pensar mucho para saber contra quién iba dirigida su ira. Seguí se vio obligada a dimitir tras trascender algunas sospechas sobre su gestión, entre otras sobre sus influencias para que su marido medrase en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A). Una situación que le llevó a un notorio enfrentamiento con el investigador Juan José Alba, precisamente el organizador de las jornadas.
Alba declinó comentar este asunto, pero expresó su satisfacción con el «espíritu crítico pero constructivo» en las jornadas.
En ellas se ha incidido en la necesidad de mejorar la investigación de accidentes (por ejemplo los de moto, como defendió Juan Carlos Toribio) y formación en Seguridad Vial. Una de las cuestiones más polémicas ha sido la contraposición de visiones entre la necesidad de endurecer los requisitos de los ciclistas (registro, seguro, casco, etc.) y la de no entorpecer su proliferación.
Fuente:El Periódico de Aragón
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