La realidad virtual es ahora parte del tratamiento eficaz para acabar con la amaxofobia. Los expertos aseguran que aunque sea un proceso largo, es más natural y más seguro para el paciente como momento previo a la fase final: volver a conducir de verdad.
Cómo funcionan las gafas de realidad virtual contra la amaxofobia
Las gafas de realidad virtual no sólo se emplean para tratar la amaxofobia. Ya pueden tratarse con este método algunas de las fobias más comunes como la agorafobia, claustrofobia, o el miedo a volar.
En el caso que nos ocupa, la amaxofobia, el funcionamiento de la terapia es relativamente sencillo y siempre será seguro para el paciente. El psicólogo posee un software en su ordenador con los escenarios y situaciones virtuales más comunes para los amaxofóbicos (circulación en ciudad, con o sin tráfico denso, conducción en carretera o autovías, lluvia intensa, nieve, niebla, adelantamientos, incorporaciones…) de los que el paciente tendrá una visión de 360 grados.
El paciente se pone las gafas y el médico elige los escenarios a los que se verá sometido, según la información previa de la que disponga, por supuesto. El paciente está controlado en todo momento mediante un sensor biométrico que lleva en los dedos y que permanentemente envía información al médico sobre la actividad sensorial del paciente y sus constantes.
Así, el médico puede controlar la intensidad del ejercicio y controlar las reacciones del paciente. Normalmente, el tratamiento para la amaxofobia pasa por tres fases: la toma de conciencia del afectado, técnicas de relajación y control del pensamiento catastrofista y por último, la exposición progresiva al miedo. Las gafas de realidad virtual ayudan con la segunda y la tercera fase, menos agresiva que poner directamente al paciente frente al volante.
Una vez que se ha conseguido que el paciente haya reducido su miedo a conducir -que no es tarea ni sencilla ni rápida- queda el último paso. Cuando el médico detecta que los parámetros de ansiedad se han reducido casi por completo, es el momento natural para el paciente de enfrentarse a la realidad. Ahora el paciente será más capaz de salir de ese “bucle mental del miedo” donde llegó a instalarse y quizá hasta necesite volver a la autoescuela para ir poco a poco, recuperando su confianza en la conducción.
Fuente: Auto10
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