"De haber visto el accidente, me hubiera parado. No me di cuenta de nada”, repitió, una y otra vez, Antonio M. R., el camionero cordobés acusado de ocasionar un accidente de tráfico mortal en la travesía de Lopera y de no auxiliar a la víctima, un hombre que daba un paseo a caballo.
“Han pasado ocho años desde aquello y no hay día que no me acuerde”, sostuvo, con un nudo en la garganta. Las acusaciones sostienen que este conductor cometió una fatal imprudencia aquella tarde del 12 de mayo de 2007, cuando se despistó al volante del camión de casi 20 metros que pilotaba y pasó demasiado cerca de dos animales, montados por los hermanos Juan Antonio y Pedro Vallejo Huertas. Eso hizo que uno de ellos se desbocase y que el jinete —en este caso, Juan Antonio— cayera al suelo y muriera pocas horas después, con tan solo 26 años. “No invadí el carril contrario. Iba por mi derecha, a unos 30 kilómetros por hora, una velocidad constante y adecuada”, explicó Antonio M. R.
Fue, entonces, cuando vio a los dos caballos. Circulaban por el carril izquierdo, pero en el mismo sentido de la marcha que el camión: “No percibí que hubiera peligro y pensé que estaban acostumbrados a ir por una vía principal y que no se iban a desbocar. No me percaté de que pasara nada raro”, alegó. Pero sí pasó algo que hizo que el caballo se asustara y derribara al jinete. “Si hubiera visto el accidente o hubiera escuchado los gritos, el primero que se para soy yo”, argumentó el camionero ante el tribunal del jurado que debe decidir si es o no culpable de un delito de omisión del deber de socorro y de una falta de homicidio por imprudencia leve.
El único testigo directo de lo ocurrido fue Pedro, el hermano de la víctima, que fue muy contundente al explicar que el camión llegó a golpear a uno de los caballos: “Invadió nuestro carril y arrolló a mi hermano con la parte trasera. Iba muy ligero. A mi no me dio, porque logré subirme en la acera. Se le rompió hasta una tulipa”, aclaró en una declaración que tuvo que ser interrumpida debido a que no pudo contener las lágrimas. Pedro admitió que no estaban circulando correctamente por el carril izquierdo de la travesía. “Después del accidente, la Guardia Civil nos dijo que íbamos mal por ahí. Pero la culpa no fue nuestra. El camión no tiene por qué invadir el sentido contrario”, sostuvo, una y otra vez.
La defensa afirma que el camionero no tuvo responsabilidad en el accidente y culpa al fallecido: “Los caballos no pueden ir por ese lugar. Mi cliente iba por su carril y a una velocidad adecuada”, sostuvo el letrado. El acusado, que se enfrenta a una petición máxima de dos años de cárcel, añadió, además, otro argumento: hoy trabaja como profesor de autoescuela y una condena supondría que le retiraran el carné y, por lo tanto, perder su empleo: “Es el pan de mis hijos y no lo voy a perder por algo que no he hecho”, concluyó. El juicio continúa hoy. (Información completa)
La defensa afirma que el camionero no tuvo responsabilidad en el accidente y culpa al fallecido: “Los caballos no pueden ir por ese lugar. Mi cliente iba por su carril y a una velocidad adecuada”, sostuvo el letrado. El acusado, que se enfrenta a una petición máxima de dos años de cárcel, añadió, además, otro argumento: hoy trabaja como profesor de autoescuela y una condena supondría que le retiraran el carné y, por lo tanto, perder su empleo: “Es el pan de mis hijos y no lo voy a perder por algo que no he hecho”, concluyó. El juicio continúa hoy. (Información completa)
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