El fiscal le imputa dos delitos, uno contra la seguridad vial, en su modalidad de conducir un vehículo a motor bajo los efectos de bebidas alcohólicas en concurso con un delito de conducción temeraria; y otro delito de negativa a someterse a las pruebas de alcoholemia. En total, el Ministerio Público solicita una pena de un año y nueve meses de prisión así como la prohibición de conducir durante seis años.
El escrito de calificación recoge que el acusado se encontraba de servicio como agente de la Policía Local en El Puerto el 6 de enero de 2014. Sobre las 3:15 horas de ese día, y tras haber ingerido bebidas alcohólicas que le afectaban negativamente para el control de vehículos, conducía el coche policial por la calle Misericordia "de forma desatenta, omitiendo el respeto debido a las normas de circulación y a una velocidad excesiva para las condiciones de la vía".
Las conclusiones provisionales exponen que el procesado llegó con el coche patrulla -en las circunstancias antes mencionadas- a la confluencia con la plaza Alfonso X El Sabio, donde se ubica un stop convenientemente indicado con una señal vertical. El acusado, sin embargo, no realizó la detención obligatoria, siguió la marcha y se interpuso en la trayectoria de un turismo conducido por una mujer, la propietaria del coche, quien se vio sorprendida por la irrupción del vehículo policial, produciéndose una fuerte colisión.
A raíz del accidente -dice la Fiscalía- se personaron en el lugar varios agentes de la Policía Local, que observaron en el acusado signos de haber ingerido bebidas alcohólicas, tales como "abatimiento, rostro enrojecido, habla balbuceante con repeticiones, paso vacilante y halitosis alcohólica", por lo que fue requerido para que se sometiese a un test de alcoholemia.
En un principio el acusado aceptó y en el lugar del siniestro se le practicó la prueba con un aparato sin verificación oficial periódica 'Lion Alcometer 500', dando un resultado de 0,84 miligramos por litro en aire espirado. Ante el estado que presentaba y el resultado que arrojó el aparato, que en todo caso era "orientativo", el procesado fue trasladado a las dependencias de la Policía Local de El Puerto. Una vez allí, un agente le requirió para que se sometiese a las pruebas de impregnación "en un aparato debidamente verificado y calibrado". Según el fiscal, en ese momento el acusado "fingió sentirse mal y estar mareado" con la intención de eludir dichas pruebas, consiguiendo así no someterse al test de alcohol. El procesado fue trasladado entonces a un centro hospitalario donde quedó en observación. No se apreció patología alguna en el policía.
Como consecuencia de este choque -especifica la Fiscalía en sus conclusiones provisionales- el turismo particular siniestrado sufrió unos daños valorados en 740 euros. Asimismo, la dueña resultó con lesiones tales como esguince cervical y policontusiones. En una primera asistencia, le aplicaron medidas sintomáticas consistentes en exploración radiográfica, relajantes musculares y rehabilitación. La propietaria del coche tardó en curar 90 días, de los cuales 60 fueron impeditivos y 30, no impeditivos. Le queda como secuela síndrome postraumático cervical.
Fuente: www.diariodecadiz.es
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