- La electrónica se expande en progresión geométrica por el automóvil
- Permite concebir nuevos sistemas y funciones que amplían el confort y la seguridad
- De la dirección a las cuatro ruedas y los mapas HD 'vivos' al piloto automático
Resulta paradójico que una norma de 1968 limite las posibilidades tecnológicas del automóvil actual. Es como tratar de mejorar un ordenador mirando a una máquina de escribir. En la Convención de Viena sobre Transporte y Seguridad Vial del citado año se acordó que los conductores deberían mantener el control de sus vehículos en todo momento y, entre otras cosas, esta definición de la conducción exige que los coches sigan equipando conexiones físicas entre la dirección y los frenos, e impide al mismo tiempo la aplicación de funciones de circulación autónoma. Pero existe una posibilidad para compatibilizar el piloto automático con el marco legal vigente, y consiste en que los conductores mantengan siempre la posibilidad de anularlo o desactivarlo. Y ya se trabaja en ello. Audi, BMW, Mercedes y Opel, por ejemplo, se han inscrito al proyecto Ko-HAF, que busca definir estándares y soluciones de funcionamiento para el autoguiado. Esta alianza realizará pruebas durante los próximos tres años, hasta 2018, para unificar los criterios que se aplicarán en 2020, la fecha prevista para lanzar las primeras modalidades de la conducción robotizada.
A pesar de la constricción reglamentaria, el anuncio de nuevos sistemas de ayuda no se detiene, aunque todos los avances tienen un denominador común: asisten al conductor sin eliminarlo. Una innovación lo ejemplifica, el asistente de giro a la izquierda, una maniobra que suele implicar cruzar el carril contrario y genera dudas de cuando pasar: el sistema calcula la velocidad del vehículo que se aproxima y avisa cuando se puede atravesar con seguridad.
Dirección a las cuatro ruedas
A baja velocidad, hasta unos 50 km/h, las ruedas traseras giran en sentido contrario a las delanteras y mejoran la maniobrabilidad (calles estrechas de la ciudad, garajes), porque el coche es capaz de torcer en menos espacio. Al aumentar el ritmo, en cambio, pasan a moverse en la misma dirección que las anteriores para potenciar la estabilidad (carretera, autopista).
Mecánica de la dirección integral.
Tras un primer intento a finales de los años ochenta que no terminó de cuajar (Honda, Mazda), el sistema de cuatro ruedas directrices volvió a aparecer en la década de 2000 (Infiniti, Renault) y, ahora, se está extendiendo, gracias a las ventajas del control electrónico, que permite mayor precisión y eficacia de funcionamiento y elimina el comportamiento extraño de los primeros dispositivos.
La solución se aplica hoy en día tanto en modelos familiares (Infiniti Q50, Renault Espace y Talismán) como en deportivos (BMW Serie 6, Infiniti Q60, Porsche 911 GT3) y todoterrenos (Audi Q7, Infiniti QX 50 y 70). Y pronto serán más. (Seguir leyendo)
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