La picaresca ha generado un mercado de vehículos viejos para acceder a las ayudas que ofrece el Gobierno central para renovar el parque móvil
Los anuncios de coches de segunda mano con bastante más de diez años de antigüedad «para el plan PIVE» afloran en Internet. Entre la gran oferta, hay vehículos que todavía están perfectos para circular y otros que son únicamente una carrocería con los papeles de la última ITV. E incluso los hay que se ofrecen a comprar esos utilitarios viejos, dando la oportunidad al dueño de comercializar por su cuenta las piezas que quiera porque lo que interesa es la carrocería y los documentos que acreditan que ha pasado la última inspección técnica, que aún debe estar en vigor.
Ese último requisito es algo imprescindible para poder optar a la subvención de un plan que el Gobierno prorrogará este año con un presupuesto de 175 millones. La idea es rebajar 2.000 euros, o 3.000 en el caso de familias numerosas, a todos los que quieran comprar un utilitario nuevo de menos de 25.000 euros (la ayuda deberá ser declarada luego como ingreso). A cambio, deberán entregar para el desguace el antiguo, que ha de tener más de un decenio. Porque el objetivo es retirar del mercado los coches que más contaminan y estimular el consumo.
A la sombra de esas ayudas, la picaresca ha hecho florecer la demanda de coches con más de diez años por parte de aquellos que quieren cambiar el suyo antes de que haya cumplido la década o incluso -como apuntan desde algunos talleres consultados- por parte de concesionarios. Los avisos de algunas páginas de Internet corroboran ese mercado con el que el aspirante a renovar su vehículo puede ahorrar hasta 1.500 o 1.600 euros tras haber pagado el traspaso, dependiendo del precio por el que se haga con un coche viejo. Porque, en el nuevo PIVE V al que el Gobierno acaba de dar luz verde, no hay un tiempo mínimo de propiedad del vehículo que va para el desguace. (Información completa)
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